lunes, 29 de abril de 2013

Indígenas con hambre

Ciudad de México.- Ellos no lo saben, pero su cuerpo podría ya no resistir más en cualquier momento. La condición de vida en que se encuentran es similar a la de un niño africano afectado por la hambruna, de cuya masa muscular ya no queda nada.
Son al menos 150 mil niños en nuestro país, en su mayoría indígenas, los que sufren de desnutrición aguda severa. Se encuentran principalmente en la Sierra Tarahumara y en Los Altos de Chiapas.
Aunque el problema principal es la desnutrición crónica —menos letal que la aguda severa—, para el director del Centro Nacional de Investigación en Nutrición y Salud (CNINS),  Juan Rivera Dommarco, no se puede permitir que en México, la segunda economía más sólida en América Latina, se continúe con altas cifras de desnutrición infantil, la cual lleva a la muerte.
Los datos de fallecimientos por desnutrición en la Sierra Tarahumara los refuerza Gonzalo Hernández Licona, secretario Ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), quien comenta que desde 2009 informó públicamente sobre la situación de pobreza.
—¿El escenario de la carencia alimentaria y desnutrición en la infancia es alarmante? —se le pregunta a Rivera Dommarco.
—En efecto, es alarmante. De acuerdo con nuestra encuesta nacional de salud y nutrición 2012, todavía tenemos un 13.6 por ciento de niños menores de 5 años (1.5 millones) que tienen desnutrición crónica.
"Es una deuda con los niños", refiere.
Durante la plática, Dommarco explica que la desnutrición crónica afecta principalmente a los sectores más vulnerables, como la población indígena, ya que uno de cada tres la padece.
"Las prevalencias más altas de desnutrición crónica se encuentran en la región sur y sureste; esto muestra que en el país hay una gran inequidad en la distribución de los recursos", señala.
—¿Qué es la desnutrición crónica?
—A falta de alimentos suficientes, la estatura del niño es inferior a la que corresponde a su edad.
Hay un retardo en el desarrollo psicomotor, en el desarrollo mental, con efectos en el desarrollo del lenguaje y en el proceso cognitivo…Incluso puede llegar a morir. Pero también está lo que llamamos desnutrición aguda, en la cual los niños son muy delgados y es más probable que fallezcan.
Comenta que si bien la desnutrición aguda ya no es un problema como lo fue en los años 90, aún hay niños muy delgados porque no tienen qué comer.
—¿La radiografía que vemos en niños de África, esta flaqueza extrema, no llega a México?
—Sí los hay, pero afortunadamente el fenómeno disminuyó.
En los años 80, en el Instituto Nacional de Pediatría, en el Centro de Rehabilitación Nutricional, nos llegaban todas las semanas niños con desnutrición severa, tal y como usted los describe.
Hoy ya no es común, pero continúa; lo que persiste es la desnutrición crónica.
"Hoy el 1.5 por ciento de los niños tiene desnutrición aguda, son más de 150 mil. Hay zonas en el país con casos de desnutrición aguda severa que llevan a la muerte, se tienen referencias de ello en la zona tarahumara y en Los Altos de Chiapas… El problema sí existe".
—Llegada la adolescencia, ¿cuáles son las secuelas?
—Los pone en desventaja  en términos de capacidad de aprendizaje, se rezagan. Se agrava el problema por el ambiente de pobreza en el que viven. Su estatura es baja, tienen menos masa muscular, lo que disminuye su capacidad de trabajo físico.
El experto en el tema lamenta que por el hecho de haber nacido en una comunidad indígena, un menor de edad tenga mayor riesgo de no tener qué comer, lo cual lo marcará para toda su vida, incluso a sus hijos, si es que llega a procrear.
"No puede haber cosa más injusta en el mundo que el problema de falta de acceso a la nutrición", enfatiza.
—¿Cuánto le cuesta al Estado atender a los niños con desnutrición?
—En México no tenemos estimaciones, no hay este tipo de estudios.
—¿Sería recomendable invertir la ecuación y que el Estado se enfoque a la desnutrición en lugar de la obesidad, ya que un problema es por carencia y el otro por malos hábitos alimenticios?
—El Estado tiene la obligación de prevenir la desnutrición, pero también tiene la obligación de atender la obesidad, pues uno de cada tres niños sufre de obesidad.
Aunque califica el programa de la Cruzada Nacional contra el Hambre como "una excelente idea", Juan Rivera Dommarco considera que también debe combatirse la obesidad.
"La Cruzada es una excelente idea, pero debe dirigirse también a abatir la mala nutrición por exceso. La población en pobreza, con el poco dinero que tiene, compra las calorías más baratas, como refrescos y alimentos industrializados para saciar su apetito, pero no se nutre bien. El gobierno debe reflexionar sobre los convenios que hace con la industria", indica el director del CNINS.
Aun y cuando en el sexenio anterior hubo programas para combatir la pobreza, los resultados no fueron tan favorables, sobre todo para combatir la carencia alimentaria", añadió.
—¿Desde cuándo el Coneval sabía que hay pobreza alimentaria? —se le pregunta al director de este Consejo Nacional, Gonzalo Hernández Licona.
—El Coneval tuvo la primera medición de pobreza, que incluye la carencia alimentaria, en 2008 y se dio a conocer diciembre de 2009.
—¿Se les hizo del conocimiento a las autoridades?
—A todo mundo
—¿Cuál fue la respuesta de las autoridades?
—Tanto autoridades federales como locales tuvieron conocimiento de la problemática y en algunas ocasiones hubo elementos presupuestarios para mejorar la situación de la población.
Desnutrición agudaSe produce cuando el organismo no dispone de los alimentos necesarios para el funcionamiento de sus órganos vitales. Ha gastado sus propias reservas energéticas en busca de los nutrientes y la energía que necesita para sobrevivir.
La Crónica de hoy

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