Ciudad de México.- El Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) considera que se debe tener una especial atención a la población infantil: la publicación de literatura especializada, el desarrollo de actividades lúdicas, la realización de talleres, simulacros y exposiciones, entre muchas otras formas de enseñanza-aprendizaje son, actualmente, herramientas que informan, capacitan y preparan a niñas y niños para reducir el riesgo y los peligros derivados de una amenaza, promoviendo la igualdad y su participación en la toma de decisiones.
De acuerdo a los datos del Censo 2010, 36.2 por ciento del total de la población masculina son niños menores de 18 años y 33.6 por ciento del total de la población femenina son niñas de la misma edad. Estos datos representan a 19.9 millones de niños y 19.3 millones de niñas.
Es necesaria la construcción de una cultura de la equidad desde la infancia, a través de la cual se generen y promuevan los valores de la igualdad, la no discriminación y el respeto a los derechos de las personas, lo que representa un fin en sí mismo, pero también un medio para garantizar en el futuro sociedades más justas.
En 2002 se publicó en el Diario Oficial de la Federación que la educación preescolar se debe cursar en forma obligatoria y conforme a la Ley General de Educación, es obligación del Estado y de los progenitores hacer cumplir este derecho que tienen los niños y niñas de tres a cinco años de edad.
Especialistas en la materia concuerdan que con el trabajo educativo a este nivel, los niños y niñas pueden potencializar sus habilidades y, con ello, optimizar su aprendizaje en los subsiguientes niveles escolares.
Datos censales de 2010 indican que 45 por ciento de los niños y niñas de tres a cinco años de edad cuentan con algún grado de preescolar, lo que significa que más de la mitad no desarrolla sus habilidades escolares a este nivel, lo que puede repercutir en su aprendizaje y socialización futura.
México ha colaborado como Estado Parte en la Convención de los Derechos de los Niños y con ello ha fortalecido sus instrumentos jurídicos y los mecanismos de política pública que tienen como objetivo generar un contexto de equidad e igualdad para que toda la población infantil desarrolle sus potencialidades.
Asimismo, se deben impulsar normas jurídicas que vean en la infancia a verdaderos sujetos de derechos. La revisión legislativa debe ir encaminada en tres líneas: leyes específicas para la infancia y la adolescencia en conflicto con la ley penal, códigos civiles que no permitan el matrimonio entre personas menores de edad y normas que fomenten la paternidad responsable.
Los orígenes del Día Universal del Niño se remontan a 1924, cuando la entonces Liga de las Naciones Unidas, antecesora de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aprobó la Primera Declaración de los Derechos del Niño con la premisa de que "la humanidad les debe a los niños lo que mejor que tiene para ofrecer. En 1948, el mismo año en que se decretó la Declaración Universal de los Derechos Humanos y ya con el nombre de ONU fue aprobada la Segunda Declaración de los Derechos del Niño.
De acuerdo a los datos del Censo 2010, 36.2 por ciento del total de la población masculina son niños menores de 18 años y 33.6 por ciento del total de la población femenina son niñas de la misma edad. Estos datos representan a 19.9 millones de niños y 19.3 millones de niñas.
Es necesaria la construcción de una cultura de la equidad desde la infancia, a través de la cual se generen y promuevan los valores de la igualdad, la no discriminación y el respeto a los derechos de las personas, lo que representa un fin en sí mismo, pero también un medio para garantizar en el futuro sociedades más justas.
En 2002 se publicó en el Diario Oficial de la Federación que la educación preescolar se debe cursar en forma obligatoria y conforme a la Ley General de Educación, es obligación del Estado y de los progenitores hacer cumplir este derecho que tienen los niños y niñas de tres a cinco años de edad.
Especialistas en la materia concuerdan que con el trabajo educativo a este nivel, los niños y niñas pueden potencializar sus habilidades y, con ello, optimizar su aprendizaje en los subsiguientes niveles escolares.
Datos censales de 2010 indican que 45 por ciento de los niños y niñas de tres a cinco años de edad cuentan con algún grado de preescolar, lo que significa que más de la mitad no desarrolla sus habilidades escolares a este nivel, lo que puede repercutir en su aprendizaje y socialización futura.
México ha colaborado como Estado Parte en la Convención de los Derechos de los Niños y con ello ha fortalecido sus instrumentos jurídicos y los mecanismos de política pública que tienen como objetivo generar un contexto de equidad e igualdad para que toda la población infantil desarrolle sus potencialidades.
Asimismo, se deben impulsar normas jurídicas que vean en la infancia a verdaderos sujetos de derechos. La revisión legislativa debe ir encaminada en tres líneas: leyes específicas para la infancia y la adolescencia en conflicto con la ley penal, códigos civiles que no permitan el matrimonio entre personas menores de edad y normas que fomenten la paternidad responsable.
Los orígenes del Día Universal del Niño se remontan a 1924, cuando la entonces Liga de las Naciones Unidas, antecesora de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aprobó la Primera Declaración de los Derechos del Niño con la premisa de que "la humanidad les debe a los niños lo que mejor que tiene para ofrecer. En 1948, el mismo año en que se decretó la Declaración Universal de los Derechos Humanos y ya con el nombre de ONU fue aprobada la Segunda Declaración de los Derechos del Niño.
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