LA
MANIFESTACIÓN SOCIAL Y EL ESTADO DE DERECHO
Por Mariana B Arvizu R
Las manifestaciones sociales ocasionadas por la
inconformidad por parte de un sector de la población, no debería de ser
únicamente motivo de enojo sino también motivo de preocupación y
cuestionamiento del resto de la sociedad.
Si bien es cierto que llegan a afectar de muchas formas
(tiempo de traslado, pérdida de recursos, citas canceladas, etc.), también es
cierto que si no nos ponemos a reflexionar acerca de qué conlleva su lucha,
podríamos llegar a vernos afectados aún más.
El Estado de Derecho es que tanto gobernados como
gobernantes, respeten las leyes que rigen el país, pues de esta manera la
sociedad podrá ir mejorando y llevando un adecuado desarrollo. Desafortunadamente
no es el caso de nuestro país. Solo hay que voltear a ver cuántos gobernantes y
gobernados han trasgredido las leyes sin tener una repercusión y afectando a
muchas personas con estos hechos. La pérdida en vidas, debería superar nuestro
enojo como sociedad. Los jóvenes que fueron encontrados ya sin vida del caso
Heaven, son –desgraciadamente- ejemplo de que las autoridades se están viendo
sobrepasadas.
Ahora bien, es una realidad, que las manifestaciones que
azotan continuamente a la Ciudad de México, afectan de forma directa a cada uno
de los ciudadanos que transitan y viven en ella, sin embargo, no es únicamente
responsabilidad del gobierno del Distrito Federal actuar para mermar los
agravios que sufre su población, ya que estas manifestaciones no son de
personas que específicamente vivan o estén en desacuerdo con las políticas del
Distrito, son personas que tienen un desacuerdo a nivel federal, poder
ejecutivo y poder legislativo del país, haciendo que todos ellos sean
co-participes y que tengan igual responsabilidad de acción para con la sociedad
que se está viendo altamente afectada
Una parte importante que debemos recordar, es que una
democracia debe estar institucionalmente preparada para hacer frente a los diversos
desacuerdos y cuestionamientos que surjan por parte de los grupos sociales que
radican en el país, desde tolerar este cuestionamiento hasta considerar sus
razones y argumentos como una vía de reforma y con esto un cambio social.
Los ciudadanos de los estados nos molestamos por aquellas
manifestaciones que nos afectan hasta el punto de sentir una
intolerable presencia por aquellos que las realizan, pero cuántos de nosotros
volteamos a ver aquellas en las cuales intentan trasmitir e involucrar a la
sociedad sin afectarnos de una manera tan abrupta, por ejemplo: el caso
irresuelto de los niños de la guardería ABC, las mujeres encerradas por abortar
en caso de violación, miles de casos de personas desaparecidas a todo lo largo
del país, o el actual caso de los chicos del bar Heaven. Familias enteras
buscando RESPUESTA del gobierno y el poder judicial, así como de la sociedad en
su conjunto. Pocas son las personas que los voltean a ver, y pocas las personas
que intentar ayudarlos en su lucha. No intento justificar las otras
manifestaciones o el desmán que ocasionan, solo hacer hincapié en participar
con aquellos que NOS RESPETAN, pero buscan de igual forma una solución y
resolución a su lucha. No debería ser necesario encontrar una ciudad casi o en
Caos, para voltearlas a ver. Deberíamos como sociedad ahora ser capaces de
cuestionar el por qué, como es el caso de los maestros que argumentan que no
están en contra de ser evaluados sino piden ser evaluados en forma integral,
donde los padres, alumnos y directivos, también tengan voz. Si uno lo
reflexiona, esto debería ser lo adecuado en cualquier sistema si no quieres
monopolizarlo o bien crear altas esferas de corrupción –ambos puntos, en los
cuales ya se encuentra dicho sindicato-.
Como último punto, me gustaría agregar, si ya estamos en
una reforma para evaluar el desempeño de aquellos que tienen la educación del
país en sus manos, por qué no incluir
una evaluación a cada uno de los funcionarios públicos de acuerdo al puesto que
ocupen, otra evaluación a los diputados y senadores del Congreso de la Unión para conocer su preparación de la tarea legislativa y saber si sus conocimientos son acordes a sus
altos ingresos. Aplaudimos que se evalúe a los maestros, pero los legisladores también deberían tener además de un examen, una evaluación social. Para decidir si siguen o no en sus respectivos cargos (incluyendo -por supuesto- a
los plurinominales). Hacer integral y justa una evaluación y que de esta forma
se mantenga el Estado de Derecho, en donde todos tengamos las mismas leyes a
seguir y llevar a cabo un mejor
funcionamiento a nivel nacional.
Recordemos que: "El derecho y el deber son como las
palmeras: no dan frutos si no crecen uno al lado del otro." Lamennais,
Félecité
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