México, D.F.- La caravana de 15 ciudadanos hondureños mutilados por el tren arribó hoy a esta ciudad, en su recorrido por México. El grupo, perteneciente a la Asociación de Migrantes Retornados con Discapacidad (Amiredis), busca entrevistarse con el presidente Enrique Peña Nieto para solicitarle que plantee a los gobiernos de los países centroamericanos aplicar políticas que protejan a los indocumentados de esa región en su trayecto hacia Estados Unidos.
Los 15 hondureños, quienes se hacen llamar "soldados caídos" y "sobrevivientes del maldito tren", partieron el 20 de marzo del departamento Progreso Yoro, en Honduras; el 26 llegaron a Tapachula, Chiapas, con la esperanza de entrevistarse con el mandatario mexicano para advertir acerca de los peligros que enfrentan a su paso por este país.
Antes de arribar a Ciudad Ixtepec, su segunda escala, recorrieron el municipio de Arriaga, Chiapas, donde la Asociación Civil Todos por Ellos gestionó sus visas humanitarias para viajar por México sin ser perseguidos y lograr su segundo objetivo: narrar experiencias a sus compañeros migrantes.
Bajo el intenso calor que azota el Istmo de Tehuantepec, el grupo de discapacitados arribó a la Casa del Migrante Hermanos en el Camino, que dirige el sacerdote Alejandro Solalinde. Horas antes pararon brevemente en la ciudad de Juchitán. Descendieron del autobús proveniente de Arriaga, Chiapas, con muletas, sillas de ruedas, bastones o prótesis.
En Juchitán, los hondureños fueron atendidos por el Grupo Beta, agentes de la Policía Federal y elementos del Instituto Nacional de Migración, quienes los escoltaron a la casa del migrante en Ixtepec, donde fueron recibidos por personal del refugio y visitadores de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
El grupo compartió sus experiencia de vida con los refugiados centroamericanos. Dijeron que la fatiga y la persecución los obligaron a dormir en las vías del tren, y despertaron mutilados.
Afirmaron que su presencia en México no es casualidad, sino fruto de gran organización y esfuerzo porque todos tienen esposa e hijos y buscaron en Honduras la forma de sobrevivir.
Expresaron que este viaje era un sueño hace tres años y se volvió realidad gracias al respaldo de sus familias y a las limosnas. En este segundo viaje han vuelto a los lugares donde La Bestia truncó la ilusión del sueño americano.
Los 15 hondureños, quienes se hacen llamar "soldados caídos" y "sobrevivientes del maldito tren", partieron el 20 de marzo del departamento Progreso Yoro, en Honduras; el 26 llegaron a Tapachula, Chiapas, con la esperanza de entrevistarse con el mandatario mexicano para advertir acerca de los peligros que enfrentan a su paso por este país.
Antes de arribar a Ciudad Ixtepec, su segunda escala, recorrieron el municipio de Arriaga, Chiapas, donde la Asociación Civil Todos por Ellos gestionó sus visas humanitarias para viajar por México sin ser perseguidos y lograr su segundo objetivo: narrar experiencias a sus compañeros migrantes.
Bajo el intenso calor que azota el Istmo de Tehuantepec, el grupo de discapacitados arribó a la Casa del Migrante Hermanos en el Camino, que dirige el sacerdote Alejandro Solalinde. Horas antes pararon brevemente en la ciudad de Juchitán. Descendieron del autobús proveniente de Arriaga, Chiapas, con muletas, sillas de ruedas, bastones o prótesis.
En Juchitán, los hondureños fueron atendidos por el Grupo Beta, agentes de la Policía Federal y elementos del Instituto Nacional de Migración, quienes los escoltaron a la casa del migrante en Ixtepec, donde fueron recibidos por personal del refugio y visitadores de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
El grupo compartió sus experiencia de vida con los refugiados centroamericanos. Dijeron que la fatiga y la persecución los obligaron a dormir en las vías del tren, y despertaron mutilados.
Afirmaron que su presencia en México no es casualidad, sino fruto de gran organización y esfuerzo porque todos tienen esposa e hijos y buscaron en Honduras la forma de sobrevivir.
Expresaron que este viaje era un sueño hace tres años y se volvió realidad gracias al respaldo de sus familias y a las limosnas. En este segundo viaje han vuelto a los lugares donde La Bestia truncó la ilusión del sueño americano.
La Jornada.
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