Por Iván Calderón
Ramón Poo, inoperante.
Si algo está muy claro en el puerto de Veracruz es que su presidente municipal Ramón Poo Gil no sabe gobernar.
Lo peor, ni siquiera hace el intento.
El alcalde porteño ha optado por ejercer la política del avestruz, y cuando la ciudadanía requiere de su colaboración para tratar asuntos imperativos de gobierno, Ramón disimula su clara inoperancia.
Han sido incontables los señalamientos de omisión y desinterés que caen sobre este experimento de político con pésimos resultados.
Ramón jamás quiso y ni siquiera pensó en ser alcalde del puerto, desgraciadamente para los porteños, al junior lo mandaron.
Poo Gil está sumando día a día el rechazo de la sociedad.
Tristemente él mismo lo sabe, y acostumbrado a caminar bajo la sombra de otros, últimamente se cuelga de obras y acciones de la administración estatal, pero hasta ahí.
Hay que decirlo, los habitantes del generoso Puerto de Veracruz no merecen a un intento de presidente municipal que cuando se le ocurre ofrecer resultados lo hace a cuenta gotas.
Lamentablemente la emblemática ciudad jarocha se encuentra en el abandono, sus avenidas prácticamente destruidas.
El norte de la ciudad puede ser el gran ejemplo de una deplorable administración y de lo que está pasando en toda la ciudad.
Calles en mal estado, drenajes tapados, e incesantes brotes de inseguridad son algunos botones que dan muestra clara de que en el Ayuntamiento de Veracruz las cosas van de mal en peor.
Aunque se quiera ocultar solo basta un pequeño destello para el establecimiento claro y definido de grupos de autodefensa ciudadana, porque la vigilancia de los vecinos para protegerse de los amantes de lo ajeno es una realidad.
En el gobierno de Ramón Poo todo es contradictorio, desde su primera autoridad, hasta las acciones que se ejecutan.
Sin un establecido programa de desarrollo urbano se erigen obras sin sentido, o en su defecto infladas como la construcción de menos de 100 metros de pavimento hidráulico en la colonia “Río Medio Dos” reportada con más de $800 mil pesos.
Indudablemente las cosas no andan bien en el puerto Jarocho y entre los mismos habitantes se enfatiza que ahora que se iniciaron los cambios en los altos mandos de este gobierno municipal el primero que se debe de ir es su alcalde quién está dejando mucho que desear.
Esperemos pues a ver si recompone el camino.
Lo peor, ni siquiera hace el intento.
El alcalde porteño ha optado por ejercer la política del avestruz, y cuando la ciudadanía requiere de su colaboración para tratar asuntos imperativos de gobierno, Ramón disimula su clara inoperancia.
Han sido incontables los señalamientos de omisión y desinterés que caen sobre este experimento de político con pésimos resultados.
Ramón jamás quiso y ni siquiera pensó en ser alcalde del puerto, desgraciadamente para los porteños, al junior lo mandaron.
Poo Gil está sumando día a día el rechazo de la sociedad.
Tristemente él mismo lo sabe, y acostumbrado a caminar bajo la sombra de otros, últimamente se cuelga de obras y acciones de la administración estatal, pero hasta ahí.
Hay que decirlo, los habitantes del generoso Puerto de Veracruz no merecen a un intento de presidente municipal que cuando se le ocurre ofrecer resultados lo hace a cuenta gotas.
Lamentablemente la emblemática ciudad jarocha se encuentra en el abandono, sus avenidas prácticamente destruidas.
El norte de la ciudad puede ser el gran ejemplo de una deplorable administración y de lo que está pasando en toda la ciudad.
Calles en mal estado, drenajes tapados, e incesantes brotes de inseguridad son algunos botones que dan muestra clara de que en el Ayuntamiento de Veracruz las cosas van de mal en peor.
Aunque se quiera ocultar solo basta un pequeño destello para el establecimiento claro y definido de grupos de autodefensa ciudadana, porque la vigilancia de los vecinos para protegerse de los amantes de lo ajeno es una realidad.
En el gobierno de Ramón Poo todo es contradictorio, desde su primera autoridad, hasta las acciones que se ejecutan.
Sin un establecido programa de desarrollo urbano se erigen obras sin sentido, o en su defecto infladas como la construcción de menos de 100 metros de pavimento hidráulico en la colonia “Río Medio Dos” reportada con más de $800 mil pesos.
Indudablemente las cosas no andan bien en el puerto Jarocho y entre los mismos habitantes se enfatiza que ahora que se iniciaron los cambios en los altos mandos de este gobierno municipal el primero que se debe de ir es su alcalde quién está dejando mucho que desear.
Esperemos pues a ver si recompone el camino.
DICEN, DICEN, DICEN.
Dicen que será muy interesante la evaluación que el Instituto Mejores Gobernantes A.C. y el Instituto Mexicano de Evaluación realicen al legislador Cuauhtémoc Pola Estrada quién ha sido nominado al premio “Tlatoani 2015” como mejor Diputado del País.
Adquirido, merecido o no, este galardón dará mucho de qué hablar porque mientras el diputado de izquierda se ubica en la esfera nacional, su hermano el también diputado Tonatiuh Pola no ha dejado de ser un gris congresista y un simple lector de noticias, bajo el título de “vocero”.
Lamentable.
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