Silva, ataques
Por: Iván Calderón
Tal parecer ser que por lo que el nombre de Alberto Silva Ramos representa en Veracruz, causó cierto empacho en personajes que lo observan como una figura política cada vez más consolidada.
Sin embargo, la guerra mediática nunca trae los resultados esperados, y luego de múltiples ataques o arrebatos epistolares, estos terminaron fortaleciendo progresivamente a quién será el próximo dirigente del PRI en el estado.
Incluso, los de las tormentas, lo único que lograron, es que todos los sectores y organizaciones cerraran filas en torno al político tuxpeño.
Y es que si Silva no era lo suficientemente fuerte, este personaje terminó tremendamente afianzado como un líder natural de los priistas veracruzanos.
Ahora, gracias a los singulares comentarios, ya sean negativos o positivos, el también diputado federal se encuentra en el ideario colectivo de los 212 municipios de la entidad.
Excelente efecto para el próximo dirigente tricolor.
Beto, de manera magistral, recibió los espaldarazos de la clase política veracruzana.
Ellos, ven en el también ex Secretario de Desarrollo Social, las habilidades magnánimas requeridas para conducir a este instituto político por buen rumbo, en los tempestuosos tiempos por venir.
Silva Ramos, resultó ser un factor unificador.
Sin duda.
Con todo, y contra los aventurados pronósticos, dirigirá los destinos de este partido, con las estrellas alineadas a su favor.
Por otra parte, los juicios a priori tampoco son sanos.
Una cosa será el 24 de octubre del 2015, fecha donde será designando como presidente del CDE del PRI, y otra muy diferente será el 2016, cuando inicie el proceso de la sucesión.
Ante esto, luego de asumir la presidencia del Comité Directivo Estatal, las primeras tareas de Alberto Silva serán fortalecer la unidad dentro de su partido.
Seguramente, después del fin de semana, habrá conciliaciones y reconciliaciones.
Aquí, también se pondrá muy en claro, que no se verán toleradas trabas o arrebatos, que impidan el objetivo inmediato de este instituto político, el cual es, ganar el próximo proceso electoral.
Después de turbios días, Silva Ramos demostró, inteligencia, capacidad de operación, y conocimiento profundo de la ideología partidista, características específicas requeridas para tomar las riendas de esta institución.
Beto, sin tanto alboroto, logrará el consenso y el fortalecimiento del PRI veracruzano.
Innegable.
Silva recibió el voto de confianza no tan solo del gobernador Javier Duarte.
Si no que también ha sido respaldado por Manlio Fabio Beltrones y Cesar Camacho.
Así como por parte del gobierno de Peña Nieto a través de Miguel Ángel Osorio Chong, y de su amigo el Secretario de Educación, Aurelio Nuño, quienes lo ven con los tamaños para ser un político de estado, en toda la extensión de la palabra.
Ya de las aspiraciones, suspiraciones, y encartes serán otra historia.
Tanto en el amor, como en la política, el tiempo es el mejor remedio.
Esperemos a ver qué es lo que pasa.
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