Ciudad de México.- De acuerdo a la Escala Internacional de Eventos Nucleares, solo existen dos accidentes que han llegado al nivel 7, donde se produce una liberación grande de material radioactivo que atenta contra la vida humana y el medio ambiente. Uno de ellos es Chernóbil y hoy se conmemoran 30 años del incidente.
El 26 de abril de 1986, durante una prueba en el nuclear 4 de la central nuclear Vladímir Illich Lenin en Chernóbil, Ucrania, hubo un aumento de potencia, lo que terminó en una explosión de hidrógeno que se acumulaba en el interior.
Inmediatamente se acordonó una zona de 30 km alrededor de la planta, 116 mil personas fueron evacuadas, 31 personas murieron por la explosión y el reactor ardió por 10 días hasta que el incendio se apagó.
La explosión provocó que material llegara a otros países como Bielorrusia, Rusia, Suecia, Finlandia, Austria, Noruega y más países activaron la alarma de radioactividad.
Después del accidente comenzaron las tareas de descontaminación, sin embargo la zona continua como inhabitable, a pesar del sarcófago que se construyó alrededor del reactor para detener la radiación.
Actualmente muchas de las personas expuestas aún sufren las consecuencias del accidente, sobre todo en casos de cáncer de tiroides y leucemia.
Las medidas de seguridad de varios países siguen activas, sobretodo en casos de agricultura y ganadería, pues elementos como el cesio permanecen por mucho tiempo en el ambiente.
La zona de Chernóbil hoy en día se encuentra prácticamente abandonada y en los alrededores la fauna y la flora se han encargado de repoblar esta zona, aunque aún hay personas viviendo en la zona más alejada del reactor, ya que se negaron a irse del lugar.
El fotógrafo Jerzy Wierzbicki logró adentrarse en la zona y retratar algunas áreas de la ciudad, acompañado de dos ex trabajadores de la planta que presenciaron el incidente.
En las imágenes retrata algunos objetos abandonados, máscaras de gas, mediciones de elementos radioactivos, la ciudad parece un pueblo fantasma, aunque la amenaza latente del reactor siempre está presente.
El 26 de abril de 1986, durante una prueba en el nuclear 4 de la central nuclear Vladímir Illich Lenin en Chernóbil, Ucrania, hubo un aumento de potencia, lo que terminó en una explosión de hidrógeno que se acumulaba en el interior.
Inmediatamente se acordonó una zona de 30 km alrededor de la planta, 116 mil personas fueron evacuadas, 31 personas murieron por la explosión y el reactor ardió por 10 días hasta que el incendio se apagó.
La explosión provocó que material llegara a otros países como Bielorrusia, Rusia, Suecia, Finlandia, Austria, Noruega y más países activaron la alarma de radioactividad.
Después del accidente comenzaron las tareas de descontaminación, sin embargo la zona continua como inhabitable, a pesar del sarcófago que se construyó alrededor del reactor para detener la radiación.
Actualmente muchas de las personas expuestas aún sufren las consecuencias del accidente, sobre todo en casos de cáncer de tiroides y leucemia.
Las medidas de seguridad de varios países siguen activas, sobretodo en casos de agricultura y ganadería, pues elementos como el cesio permanecen por mucho tiempo en el ambiente.
La zona de Chernóbil hoy en día se encuentra prácticamente abandonada y en los alrededores la fauna y la flora se han encargado de repoblar esta zona, aunque aún hay personas viviendo en la zona más alejada del reactor, ya que se negaron a irse del lugar.
El fotógrafo Jerzy Wierzbicki logró adentrarse en la zona y retratar algunas áreas de la ciudad, acompañado de dos ex trabajadores de la planta que presenciaron el incidente.
En las imágenes retrata algunos objetos abandonados, máscaras de gas, mediciones de elementos radioactivos, la ciudad parece un pueblo fantasma, aunque la amenaza latente del reactor siempre está presente.
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