El gobierno de Turquía informó hoy que en el intento de golpe de Estado la noche del viernes 161 personas murieron y mil 440 resultaron heridas.
En declaraciones hechas afuera del palacio de Cankaya, en Ankara, el primer ministro de Turquía, Binali Yildirim, reportó también que 2 mil 839 soldados están ahora arrestados por su presunta implicación en el golpe.
“Aquellos que forman la columna vertebral del golpe han sido detenidos y aún se están llevando a cabo arrestos”, afirmó Yildirim, quien estuvo acompañado por el jefe del Estado Mayor turco, el general Hulusi Akar, que había sido capturado durante el fallido golpe de Estado.
Yildirim dijo que las autoridades recuperaron el control del país: “La situación está bajo control”, aseguró.
El funcionario sostuvo que consideraría la imposición de la pena de muerte, que no está incluida en la Constitución de Turquía, “para garantizar que esto no vuelva a tener lugar”.
Asimismo, advirtió que ningún país debe apoyar al clérigo islámico Fethullah Gulen, pues un país que se ponga del lado de él, dejará de ser amigo de Turquía y será considerado como parte en guerra contra Turquía.
Gulen, cuyos seguidores han sido responsabilidades del intento de golpe, vive en un exilio autoimpuesto en Estados Unidos desde hace años.
La noche del viernes, un grupo insurrecto del Ejército turco aseguró tener el control de ese país.
El presidente Tayyip Erdogan se encontraba de viaje cuando una facción del Ejército salió a las calles con tanques militares y otras armas.
En respuesta, el mandatario llamó a la población a rebelarse en las calles contra los golpistas, lo que desató el caos, con enfrentamientos.
Fuentes presidenciales destacaron que cazas F-16 leales al gobierno de Erdogan derribaron un helicóptero que transportaba a militares golpistas.
En las horas previas todo fue confusión y caos, luego de que una explosión de gran potencia y origen indeterminado se escuchó en Ankara, mientras aviones y helicópteros sobrevolaban la capital y los tanques estaban desplegados frente al Parlamento turco.
Incluso, los golpistas tomaron como rehén en Ankara al jefe del Estado Mayor.
Fue entonces que el presidente turco denunció “el levantamiento de una minoría en el Ejército” y exhortó a los turcos a “congregarse en plazas públicas y aeropuertos” para resistir frente al intento golpista.
Las relaciones de Erdogan con el Ejército fueron complicadas en el comienzo de su mandato anterior como primer ministro porque redujo la influencia de las fuerzas armadas en la política.
“Es un levantamiento en el que también participa el Estado paralelo”, acusó Erdogan en referencia al imán Fetullah Gulen, su enemigo exiliado en Estados Unidos.
En declaraciones hechas afuera del palacio de Cankaya, en Ankara, el primer ministro de Turquía, Binali Yildirim, reportó también que 2 mil 839 soldados están ahora arrestados por su presunta implicación en el golpe.
“Aquellos que forman la columna vertebral del golpe han sido detenidos y aún se están llevando a cabo arrestos”, afirmó Yildirim, quien estuvo acompañado por el jefe del Estado Mayor turco, el general Hulusi Akar, que había sido capturado durante el fallido golpe de Estado.
Yildirim dijo que las autoridades recuperaron el control del país: “La situación está bajo control”, aseguró.
El funcionario sostuvo que consideraría la imposición de la pena de muerte, que no está incluida en la Constitución de Turquía, “para garantizar que esto no vuelva a tener lugar”.
Asimismo, advirtió que ningún país debe apoyar al clérigo islámico Fethullah Gulen, pues un país que se ponga del lado de él, dejará de ser amigo de Turquía y será considerado como parte en guerra contra Turquía.
Gulen, cuyos seguidores han sido responsabilidades del intento de golpe, vive en un exilio autoimpuesto en Estados Unidos desde hace años.
La noche del viernes, un grupo insurrecto del Ejército turco aseguró tener el control de ese país.
El presidente Tayyip Erdogan se encontraba de viaje cuando una facción del Ejército salió a las calles con tanques militares y otras armas.
En respuesta, el mandatario llamó a la población a rebelarse en las calles contra los golpistas, lo que desató el caos, con enfrentamientos.
Fuentes presidenciales destacaron que cazas F-16 leales al gobierno de Erdogan derribaron un helicóptero que transportaba a militares golpistas.
En las horas previas todo fue confusión y caos, luego de que una explosión de gran potencia y origen indeterminado se escuchó en Ankara, mientras aviones y helicópteros sobrevolaban la capital y los tanques estaban desplegados frente al Parlamento turco.
Incluso, los golpistas tomaron como rehén en Ankara al jefe del Estado Mayor.
Fue entonces que el presidente turco denunció “el levantamiento de una minoría en el Ejército” y exhortó a los turcos a “congregarse en plazas públicas y aeropuertos” para resistir frente al intento golpista.
Las relaciones de Erdogan con el Ejército fueron complicadas en el comienzo de su mandato anterior como primer ministro porque redujo la influencia de las fuerzas armadas en la política.
“Es un levantamiento en el que también participa el Estado paralelo”, acusó Erdogan en referencia al imán Fetullah Gulen, su enemigo exiliado en Estados Unidos.
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