Crónicas Urgentes
Por: LENIN TORRES ANTONIO
Exactamente aquí en éste Auditorio que lleva el nombre de un insigne intelectual veracruzano, Don Jesús Reyes Heroles. Antes de la frustrada transición democrática de Vicente Fox, hubo un momento histórico en Veracruz que pasó desapercibido.
Siendo presidente del PRI el actual gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares, en 1997, el PRI había perdido más de la mitad de los municipios en Veracruz. Ante ese escenario, en un Consejo Político Estatal con un grupo de amigos pedimos que se democratizaran todas las instancias de decisión del PRI, siendo la respuesta de la cúpula en el poder y de la mayoría de los consejeros, además de los exabruptos “cállate”, “no seas irrespetuoso”, y de los pocos que decían, “déjenlo hablar”, el silencio y la continuidad de la simulación y la retórica.
Hablo que fue un momento histórico porque jamás en Veracruz nadie se había atrevido interrumpir la maquinaria perfecta de simulación democrática y ejercicio del poder del PRI, siendo ésta la causa por la que abandoné el PRI hace un buen tiempo, y me situé en los que pensamos y tenemos la seguridad que, “así como se ejerce la política y la indecencia como como se conducen los partidos políticos que los ha llevado a una profunda crisis de interlocución y credibilidad”, la clase política no podrá resolver los graves problemas que padece México.
[1] Ponencia presentada en la Fundación Colosio
No obstante, acudo hoy por la invitación de una buena amiga inteligente y leal, Nohemí Brito, a quien agradezco su invitación, además porque creo que ésta Fundación debe ser consecuente de quien lleva el nombre, un buen y sabio político que sabía perfectamente que no tan sólo el PRI debería democratizarse y cambiar y enarbolar conscientemente las causas de los más desfavorecidos, sino todo el sistemas político mexicano, causas que se abandonaron por la pragmática egoísta que denigro la política y la hizo la vía para los intereses personales, no por nada se adelantó a sus tiempos, y quizás por ello su muerte vil y cobarde, decía Luis Donaldo Colosio, “veo un México sediento de justicia”, parece que estaba hablando de estos tiempos que vivimos, tiempos en el que los mexicanos estamos ávidos de justicia, de democracia real, de seguridad, de certeza de futuro, de paz.
Esta intervención es un pronunciamiento político y moral desde la reflexión, desde la indignación, desde el dolor, desde la intolerancia, Veracruz paulatinamente se desangra, su historia es fallida, la certeza de futuro se clausura, y el miedo y el vacío son los síntomas de sus tiempos.
Todos sabemos que las cosas no van bien, todos esperamos las respuestas pospuestas, y todos esperamos los tiempos de la civilidad, del bien, de la inteligencia, de la paz y el progreso, todos creemos que los ciudadanos debemos provocar el advenimiento del nuevo Veracruz.
Hasta cuándo se entenderá que sólo la educación puede hacer de los hombres libres e iguales, y que los fines de la educación es formar hombres éticos que sirvan a su sociedad y a sus congéneres, y que el de las instituciones de educación superior es proveer y garantizar sistemáticamente las herramientas metodológicas, epistémicas y técnicas, que sirvan para transformar el entorno de los veracruzanos, y generar un estado de bienestar y progreso para sus pueblos; en otras palabras: nuestra sociedad demanda mayores índices de mejoramiento de la vida cotidiana; esto se resume en la enorme necesidad de contar con personas altamente preparadas y competitivas: sólo la educación superior puede garantizar un mundo prospero que sirva para una mayor felicidad de los veracruzanos, y que los que saben deben hablar de ese saber y usar su inteligencia para resolver problemas graves que hoy vivimos.
Los ciudadanos debemos encabezar una gran alianza en defensa de la educación superior, particularmente la popular, pues éste modelo demostró con la UPAV su eficacia vasconcelista de llevar la educación a los pueblos, permitiendo adecuar las enseñanzas al entorno en que se desarrolla, y de ésta forma cambiarla de mejor manera para el crecimiento económico, científico, y cultural de los mismo.
Tenemos que obligarnos clase gobernantes, instituciones, y ciudadanos a resolver la deuda histórica que el Estado mexicano tiene con la "oferta de educación superior" para los veracruzanos, porque en materia de educación superior universitaria pública, tan sólo se ha podido en un siglo ofertar insuficientes opciones de educación superior: la fundación de la Benemérita Escuela Normal Veracruzana "Enrique C. Rebsamen" a finales del siglo XIX (8 de noviembre de 1886), la creación de la Universidad Veracruzana en el siglo XX (11 de septiembre de 1944), y la creación de la Universidad Popular Autónoma de Veracruz en el presente siglo (decreto del día lunes 1 de agosto del año 2011), además de los Sistemas Tecnológicos y las Universidades Pedagógicas, aunado a las ofertas serias que existen de forma particular, aun así insuficientes para dar respuesta a la creciente demanda de educación superior de calidad de los las nuevas generaciones de veracruzanos.
Deberíamos pensar que la educación, las escuelas y las universidades como los verdaderos cuarteles para combatir no tan sólo la violencia sino para hacer viable un progreso cierto para todas y todos los veracruzanos; y nuestras armas, el saber, el conocimiento, y la ética; pues es ahí donde se construyen los hombres buenos, y se enseña de forma sistemática a reconocer y respetar la ley; y transformar el entorno para construir una sociedad en progreso.
Por eso hemos venido hablando del abandono que se ha hecho de la educación, y principalmente, de la educación superior, y de la importancia vital que tenemos para ponernos a trabajar con todo lo que tengamos los gobernantes y los gobernados para abatir el significativo rezago en educación superior.
En términos generales, cinco millones (Inegi 2013) de veracruzanos no tienen educación superior, es decir casi más del 70% de la mano de obra veracruzana no es calificada ni profesional, y si queremos progresar y salir de la precariedad social deberíamos tomar muy en serio el problema del rezago educativo en general.
México es el país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que menos gasta por cada estudiante, 5.2% del Producto Interno Bruto (PIB).
Si el 5.2% del PIB destinado a la educación "se distribuye entre el número de estudiantes, da como resultado que México tiene el gasto más bajo de toda la OCDE".
62% de gasto mexicano en educación superior se dedicó a remunerar a los profesores, cuando el promedio OCDE fue de 40%, por lo que es imposible invertir en investigación e innovación, y menos en capacitación docente.
Actualmente 19% de la población mexicana entre 25 y 64 años tiene estudios de educación superior.
En Veracruz, la cobertura en educación superior (incluyendo posgrados), entre la edad normal para estar estudiando en ese nivel que sería entre18 a 23 años de edad, tan sólo se pudo llegar al 20.8 %durante el ciclo escolar 2014-2015, al 21.5% en el ciclo escolar 2015-2016 y 22.3% en el ciclo escolar 2016-2017, por lo que hubo un promedio durante los tres últimos ciclos escolares de 79.5% de los veracruzanos que no tuvieron la fortuna de tener acceso a la educación superior, es decir, que en esos periodos tan sólo 186,979 veracruzanos pudieron tener acceso a la educación superior:144,515 en centros escolares públicos y 42,464 en centros escolares privados (Prontuario Estadístico SEV); por lo que Veracruz continúa a la zaga en los últimos lugares en materia de educación superior como Chiapas, Oaxaca y Guerrero.
Es innegable que el problema del rezago educativo a nivel superior es grave, y amerita respuestas contundentes de todos los actores responsables, las instituciones encargadas de la educación, la clase política, los gobernantes y la ciudadanía.
Aprovecho aquí para proponer a la sociedad veracruzana Instalar un Foro Permanente en Defensa de la Educación Superior, la Asociación Académica y Docente de la UPAV que dirijo con un grupo de universitarios de la UPAV, modestamente ya inició esa defensa y ejercicio, llevando dos sesiones, la primera en Xalapa y la segunda en Martínez de la Torre, buscando los objetivos:
1. Obligar a que el tema de la educación sea trasversal en la agenda política y el ejercicio de gobierno de Veracruz.
2. Obligar a que el Estado mexicano y veracruzano hagan una inversión histórica en educación en Veracruz, no siendo menor al 15% del PIB.
3. Obligar a que los candidatos a diputados locales y federales, senadores y a la gubernatura de Veracruz planteen su visión y perspectiva sobre el fracaso histórico en educación superior que vive Veracruz.
4. Generar desde las instituciones educativas públicas como privadas, organizaciones educativas de la sociedad civil, académicos, intelectuales y estudiantes un Proyecto Educativo de Veracruz que obligue a la clase gobernantes a responder desde la educación a los graves problemas que vive Veracruz.
No permitamos que éstos espacios de reflexión terminen como el final del libro de Patrick Suskind El perfume: después de devorar el origen del mal, el lugar donde estaba la felicidad de los demás, la gente se retira vacía, ensimismada, sin nada, quizás preguntándose ¿y ahora?; por eso vale preguntarnos ¿qué vamos hacer un día después?, ¿qué acciones inteligentes tenemos que tomar?, ¿cómo mantener el diálogo entre el pueblo y sus gobiernos para que el marco simbólico de nuestra idea de mundo y sociedad se sostenga?, ¿cómo llegar a un lugar donde podamos recuperar la civilidad perdida, y hacer que la razón sea el que define el criterio de verdad? Hay que actuar con la Gran Política Nietzscheana.
Hablar y opinar son aptitudes sanas para la vida democrática, y fundamentalmente para fortalecer el lazo social y la civilidad que nos permita ir construyendo instituciones fuertes, y una vida en sociedad en franco desarrollo y con certeza de futuro, no debiera molestar ni espantar a la clase política ni a los gobernantes, es más, ninguna sociedad que se llame moderna puede crecer sin que sus gobernantes tengas una escucha atenta e incluyente de sus gobernados, y gobiernen obedeciendo, como lo plantea Enrique Dussel.
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