Estado de México.- Se ha venido dando en los últimos meses dentro de la demarcación del Estado de México, una serie de hechos que solo demuestran el hartazgo con el que viven miles de mexiquenses ante la nula preocupación y ocupación por parte del gobernador Alfredo del Mazo Maza y de las autoridades encargadas de impartir justicia y seguridad.
Las cifras aunque han pretendido ser maquilladas no dejan de mentir, el Estado de México es la primera entidad nacional en materia de linchamientos desde 1988, que desde entonces y hasta 2017 ha registrado 242 casos según cifras de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Le siguen, en la lista de la comisión, Puebla con 182 y Ciudad de México con 79 casos.
Esta cifra termina siendo el promedio de diez 10 linchamientos por año, durante los últimos treinta, de 1998 a 2018 el suelo mexiquense no claudicó su posición en la escala nacional, sumando 191 linchamientos contra los 101 de Puebla y 64 de Ciudad de México.
Los linchamientos a nivel nacional responden a la ineficacia de las autoridades, quienes en el Estado de México acumularon 51 mil 832 denuncias ante el Ministerio Público por el delito de robo en todas las modalidades.
Elementos de seguridad estatal y municipal ven aniquilada su autoridad en la medida en que se ven orillados a negociar con las turbas enardecidas por los presuntos delincuentes, a quienes más de las veces se les traslada a los centros de atención médica dada la brutalidad de la que son víctimas, por más que su inocencia permanezca en entredicho.
El robo, el secuestro y el rapto de menores, son los delitos que más castiga la población.
Lamentablemente en la actualidad se han difundido cadenas en todas las Redes Sociales donde se comparte información falsa sobre presuntos secuestradores de menores que han incitado a pobladores a reunirse en los casos de detenciones de presuntos delincuentes, por lo que la justicia ya no fue “justicia” dónde entonces ya no sabremos si solo entender o justificar estos actos.
Lo que es una certeza es el grado de ineficiencia por parte de nuestras autoridades, la participación incluso por parte de las mismas en hechos delictivos para extorsionar a la comunidad y lo más lamentable que nuestro representante estatal no vea lo “evidente “ en nuestro Estado de México.
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