La combinación de un atentado indignante y un vocero persuasivo que articule el descontento popular es un peligro para el gobierno.
Ciudad de México.- El gobierno del Presidente López Obrador ha reaccionado rápido para neutralizar el peligro que representa la familia LeBarón como articuladora del creciente descontento por la inseguridad y las deficiencias de la estrategia de combate al crimen.
Ante el asesinato en Bavispe, Sonora, de tres mujeres y seis niños Miller Langford de la familia LeBarón, el presidente López Obrador instruyó al Canciller Marcelo Ebrard a que acudiera al lugar del atentado, recibió a los familiares en Palacio Nacional para compartir avances de la investigación y se reunió con el Procurador General de Estados Unidos, William Barr, para evitar que el Presidente Trump calificara como terroristas a las organizaciones mexicanas del narcotráfico.
Esta reacción se explica porque el gobierno sabe que la indignación producida por un incidente de inseguridad que exhibe impunidad y negligencia puede llevar a que un familiar abandere esa causa y se convierta en un líder social que articule a su alrededor un frente de crítica constante al gobierno, como ha ocurrido en los casos de Alejandro Martí y Javier Sicilia.
El incidente representa una combinación que explosiva por las siguientes razones:
El agravio: la artera forma en que madres e hijos fueron asesinados y, algunos de ellos calcinados, ha generado el repudio generalizado en toda la sociedad mexicana y ha llevado la indignación social por la falta de seguridad en el país a un nivel más elevado.
La seguridad es tema sensible: la más reciente encuesta de GEA-ISA coloca la inseguridad como la principal preocupación en el país (51%) y en colonias y localidades (61%). Cualquier evento notorio de inseguridad resuena entre una población altamente susceptible.
La identificación: toda persona puede compartir la impotencia y tristeza que experimenta la familia LeBarón y temer que algo similar ocurra a un ser querido. Como dijo Adrián LeBarón en el Senado, “¿Qué tiene que pasar, además de que estén asesinando y quemando a mujeres y bebés en las calles, cerca de sus casas? ¿Debemos sentarnos a esperar la siguiente tragedia?”
Los voceros: Adrián y Julián LeBarón han sido muy activos en medios y han exigido valientemente a autoridades más seguridad con un lenguaje sencillo, emotivo, que es capaz de sacudir conciencias, persuadir y generar enojo y repudio.
Estados Unidos: el gobierno mexicano ha sido muy sensible a temas que puedan poner en riesgo su relación con el gobierno del Presidente Trump. Por su doble nacionalidad, los LeBarón son un foco potencial de tensión bilateral que hay que tratar con cautela.
El presidente López Obrador quiere evitar que la masacre de Bavispe sea la tragedia que defina a su gobierno en materia de seguridad, por eso debe mantener desactivados, y lejos de los medios, a los hermanos LeBarón. Hasta el momento la estrategia le ha funcionado pero la verdadera prueba es encontrar a los culpables del atentado. Solo así podrá Adrián LeBarón validar que el gobierno no le ha dado “atole con el dedo”.
Forbes México
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