Estado de México.- El 43 % de la población indígena en el Estado de México no termina la primaria, reconoció el gobernador de la entidad, Alfredo de Mazo ante el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en una gira que ambos realizaron por Texcoco.
En la entidad, según el propio gobierno mexiquense, viven más de 420 mil indígenas, de los cuales 300 mil pertenecen a los pueblos originarios mazahuas, matlatzincas, nahuas, otomís y tlahuicas.
Para 2017, en México 7 de cada 10 indígenas eran pobres, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), que para 2018 decía que el 69. 5 por ciento de la población indígena, 8.4 millones de habitantes a nivel nacional, vivía en algún tipo de pobreza, y 27.9 por ciento vivía en situación de extrema pobreza.
El caso del pueblo originario otomí en el Estado de México resulta alarmante.
“En México se ha tratado de eliminar a las culturas indígenas por distintos medios desde la época de la Conquista hasta el presente; sin embargo, es en el capitalismo que la cultura hegemónica se presenta en mayor contradicción con las distintas culturas indígenas. La cultura hegemónica proyecta un mundo en el cual los trabajadores deben estar exentos de sus vínculos personales con la tierra y demás medios de producción, los símbolos y festividades sagradas son vaciadas de sentido y se disuelven las tradiciones de manera que se puedan crear trabajadores «libres»; no obstante la cultura indígena, debido a su concepción de unidad con la naturaleza, tiene un vínculo sagrado con ésta que se realiza a través de un complejo sistema de actividades y rituales religiosos. Esto ha llevado a que el Estado combata esta cultura por medio del paramilitarismo, la indiofobia, el rechazo a todas sus manifestaciones culturales y el integracionismo forzado, todo esto con el fin de generar una cultura más adaptada a la explotación capitalista”, dice el estudio “Marginación sociodemográfica de los otomíes del Estado de México”, realizado en 2013 por Miguel Ángel Montoya-Casasola y Eduardo Andrés Sandoval-Forero, de la Universidad Autónoma del Estado de México.
Los investigadores señalan que los otomíes se han visto obligados a migrar, laboralmente, debido a la ruina de las actividades agrícolas, y por eso habitantes indígenas de los pueblos del norte como Cuexcontitlán, Autopan y Huichochitlán, en Toluca, por ejemplo, deben desarrollar trabajos en ciudades, donde permanecen por tiempos prolongados. Lo mismo pasa en otros municipios como Villa Cuauhtémoc, Temoaya y Xonacatlán, cuyos habitantes indígenas son absorbidos por industrias asentadas en los corredores de Toluca, Lerma, Metepec y del valle de México.
La marginalidad en la que viven esos pueblos es resultado de la desigualdad y la inequidad. El Estado de México ocupa uno de los primeros lugares a nivel nacional. En general, el Estado de México es hogar de por lo menos 7 millones de personas que viven o experimentan algún tipo de pobreza. Según el propio Coneval, es el segundo lugar nacional, detrás solamente de Chiapas.
En 2012, por ejemplo, en acceso a la alimentación, 21.3 millones de personas no tuvo acceso a ellos fácilmente, y 2 millones de personas no contaban con todos los servicios básicos en el hogar.
En el caso otomí, los investigadores afirman que ese pueblo, en lo que corresponde al Estado de México, “ha vivido una condición de sometimiento por parte del Estado, tanto en la época colonial como en la República […] Lo peculiar de este pueblo es que es uno de los que más ha estado inserto en los procesos de industrialización, lo que ha modificado sus dinámicas sustancialmente, sin embargo la indiofobia los mantiene en una condición de marginalidad”.
Para el gobernador Del Mazo, la desigualdad que existe en las comunidades indígenas es una deuda histórica, pero con trabajo conjunto se impulsan acciones para resolver los retos y problemáticas de estas comunidades, lo cual apenas ayuda, y sus resultados son prácticamente invisibles, pues la pobreza, la marginación y los desplazamientos por miseria continúan.
VcV Noticias
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