Símbolo de la corrupción y de las complicidades con el poder, la periodista Isabel Arvide fue designada por su amigo Obrador como cónsul de México en Estambul.
Arvide denigra al periodismo y denigra a la diplomacia. Su designación es una mancha de nuestra política exterior. Es peor que un veneno que afecta a la diplomacia.
Su trayectoria profesional ha estado siempre marcada por el escándalo y el oportunismo. En el periodismo como en cualquier otra actividad de interés público hay que saber distinguir la calidad profesional de las personas. La calidad “ética” de Arvide ha quedado demostrada a lo largo de su trayectoria.
En ella no cabe la sensatez ni la cordura, elementos básicos de la diplomacia. Se enriqueció mediante componendas con políticos corruptos. Acaso ella ignora que el verdadero patrimonio de un periodista es el honor... Nota completa aquí.
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