Con carrizo, vara blanca y mucha madera arma castillos de hasta 25 metros de altura, a los que les agrega más de 500 artificios pirotécnicos.
Desde los 12 años don Gustavo Hernández comenzó a trabajar en la pirotecnia con tíos y primos que le enseñaron el oficio y al final se convirtió en uno de los grandes hacedores de castillos de fuegos y luces que antes de la pandemia se detonaban en casi todos los municipios del país, sobre todo en las Fiestas Patrias. “Cuando se acercaba el día del 15 de septiembre no podía ni dormir y soñaba que ya estaba en la quema del castillo y que se me faltaban accesorios que había olvidado”, cuenta el pirotécnico de 56 años. “La pirotecnia es nuestro sostén, de ahí sale nuestra comidita”...Nota completa aquí.
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