Después de 10 días, los indígenas mayas levantaron el bloqueo a Chichén Itzá, pero su demanda principal no fue considerada.
La zona de Chichén Itzá, uno de los sitios arqueológicos más importantes de México y la cultura maya, reabrió este jueves sus puertas al turismo nacional e internacional luego de 10 días a causa de un conflicto entre indígenas mayas y funcionarios del mexicano Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
“Hasta las 13:00 h el número de visitantes fue de 3 mil 120, principalmente extranjeros”, informó el titular del Centro INAH Yucatán, José Arturo Chab Cárdenas, quien estimó que para la hora del cierre, 17:00 h, la afluencia podría rondar las 5 mil personas.
Desde el 2 de enero, habitantes de las comunidades Pisté, Xcalakoop y San Felipe Nuevo bloquearon las principales vías de acceso a la milenaria ciudad, pidiendo la destitución del director de la zona arqueológica, Marco Antonio Santos Ramírez.
Después de 10 días, los indígenas mayas levantaron el bloqueo, pero su demanda principal no fue considerada, ya que el director del sitio e investigador del INAH sigue despachando en su oficina y aseguró que autoridades del Gobierno federal lo ratificaron como director de la zona arqueológica.
Sin embargo, los indígenas mayas aseguran que no quitarán el dedo del renglón, “seguimos en las mesas de diálogo”, dijo a EFE el mediador Arturo Ciau Puc.
Cautivados por la majestuosidad de Chichén Itzá
La zona arqueológica de Chichén Itzá declarada Patrimonio de la Humanidad desde 1988 por la Unesco, lució limpia, con un aire mágico, ya que en el ambiente se podía escuchar con claridad el canto de las aves y las expresiones de admiración de los visitantes por los enormes edificios que legaron los mayas, que dominaron varias ciencias, como la astronomía y las matemáticas.
La mirada de los turistas procedentes de Europa, Latinoamérica y México no ocultó su sorpresa por la majestuosidad del Castillo de Kukulcán, El Templo de los Guerreros o el Juego de Pelota, uno de los más grandes de Mesoamérica, donde se asentaron los habitantes de esa civilización que inventó el cero.
Los mayas también construyeron un observatorio y gracias a su calendario, predijeron con exactitud el movimiento del Sol y los ciclos de la Luna.
El guardia del INAH, José Antonio Keb Cetina, quien siguió laborando durante los días de conflicto junto con su compañero José Burgos Fuentes durante el turno nocturno, dijo que la atracción principal de Chichén Itzá es el Castillo, “que es una de las nueve siete maravillas del mundo moderno”.
“Los visitantes también quedaron cautivos con las construcciones de El Observatorio, La Casa Colorada, cuya decoración es bella por los mascarones de Chaac; La Iglesia, el Cenote Sagrado y el cenote Xtolok”, contó.
Reveló que durante el tiempo que el sitio arqueológico estuvo cerrado pudieron observar “aves de bello plumaje, además de tejones, pavos de monte y hasta un puma”.
“Parecía que los animales no tenían miedo de entrar a la zona arqueológica, sucedió igual que cuando se declaró la pandemia del COVID-19 y el sitio estaba cerrado al público”, agregó.
Chichén Itzá, que en lengua maya significa “Boca del pozo de los Itzáes”, registró su apogeo en el periodo Clásico Terminal (900 a mil 200 d.C.).
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