martes, 24 de septiembre de 2024

 

Llaman obispos de México al nuevo gobierno a abrirse al diálogo plural y atender a las ‘minorías políticas’

A unos días del cambio de gobierno, la Conferencia del Episcopado Mexicano hizo un posicionamiento firmado por su presidente Rogelio Cabrera López. En este marco, la Iglesia católica urgió al próximo gobierno a atender los problemas que hereda el sexenio que en unos días termina. Consideró que el reto de la democracia no es obtener mayoría en las urnas sino atender los reclamos de las minorías políticas. Refirió que la seguridad es otro de los pendientes que deben atenderse con prontitud. A través de un comunicado, los obispos de México hicieron un llamado a la unidad en estos tiempos desafiantes para la nación. “El reto más grande de una democracia no es obtener la mayoría en las urnas. Es visibilizar y dar voz a las minorías políticas, sociales, religiosas, culturales, aun cuando se tiene una mayoría que podría, equivocadamente, invitar a no dialogar”, afirmó. El presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano consideró que la gobernabilidad recae en el reconocimiento y la garantía de esa responsabilidad. “Gobernar es no abandonar. Gobernar es no renunciar a la responsabilidad de garantizar el bienestar y la seguridad de cada persona en el territorio nacional. Gobernar es partir de un proyecto de nación, comprometido con la construcción de una sociedad más fraterna y justa, donde se fomente la cultura del encuentro y el diálogo”. Destacó que Chiapas, Michoacán, Guanajuato, Guerrero y tantos otros estados claman no ser abandonados pues la barbarie recorre sus municipios en un desamparo total hacia quienes han sido expulsados de sus tierras, de sus sueños, de sus familias, de la vida misma. Señaló que el Diálogo Nacional por la Paz es llamar a la escucha, a la búsqueda de acuerdos, a la exigencia que garantice la seguridad, en especial, de aquellos a quienes les han robado la voz y los derechos. “Llamamos a visibilizar y a atender a cada minoría. Llamamos a construir mesas de trabajo que permitan en los municipios y estados, el trabajo conjunto de ciudadanía y gobierno. Ofrecemos acompañar estos procesos desde nuestras posibilidades. Llamamos al Ejército Mexicano, a la Guardia Nacional y a las policías a asumir su responsabilidad y a no abandonar a quienes están siendo vulnerados. Una buena estrategia de inteligencia militar puede desactivar las dinámicas delictivas de los territorios: faltan decisión y coordinación”. En el mismo sentido, los obispos llamaron al gobierno federal, “tanto al ejecutivo como al legislativo, a abrirse al diálogo plural que permita encontrar las reformas que garanticen el mejor funcionamiento de poderes e instituciones. Llamamos al Poder Judicial a defender el interés supremo de la nación, del pueblo y de la legalidad. A los gobiernos estatales y locales les imploramos detener esta violencia acabando con la corrupción en las fiscalías, en las cárceles y en las direcciones de seguridad. Está en sus manos resolverlo. Es sabido que los índices de violencia son proporcionales a los índices de corrupción. A la sociedad civil y a las iglesias les invitamos a generar el encuentro en el espacio público que anime la esperanza, a incentivar la participación y la organización comunitaria. Las buenas prácticas de seguridad y justicia tienen como componente fundamental la participación ciudadana. La violencia que vivimos es un llamado a unirnos y abrirnos a la colaboración. Es en la generosidad del ganador hacia el perdedor como se reconoce a un héroe. En la mirada incluyente y en la voluntad de gobernar para cada mexicana y mexicano se demostrará de qué está hecho el gobierno próximo a tomar posesión”. Concluyeron que en el Diálogo Nacional por la Paz el gobierno tendrá un aliado que busque con hechos y no sólo con palabras el bienestar de la población. Así las cosas.

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