La gasolina nunca volverá a ser barata
México, D.F.- Debido a que hasta un 70% de los costos de la gasolina dependen del precio del petróleo, llenar el tanque en México debería costar menos debido a la abrupta caída de 40% en los precios internacionales del crudo en los últimos cuatro meses.
Sin embargo, la sorpresa del 1 de enero fue el último “gasolinazo” para fijar un precio más alto que el año pasado durante el resto de 2015. México, que importa la mitad de la gasolina desde Estados Unidos, tiene ahora un precio por litro que actualmente es el doble de lo que cuesta en ese país. Aunque esas son malas noticias para los automovilistas, ha sido un respiro para las finanzas públicas que con este excedente pueden compensar parte de la pérdida de ingresos que dependen de las exportaciones de petróleo debido a los bajos precios internacionales.
“Ahora como el precio de la gasolina está bajo, en lugar de subsidio hasta se están cobrando impuestos por IEPS (impuesto especial sobre producción y servicios)”, explica Paulina Lomelí, investigadora en temas económicos de la Fundación Rafael Preciado, creada en 1993 por el político panista Carlos Castillo Peraza.
La indeseable caída en los precios del petróleo a finales de 2014 logró terminar el subsidio que por 20 años aplicó el gobierno mexicano a los precios de la gasolina. Este gasto representó 6% del Producto Interno Bruto (PIB) entre 2006 y 2012, de acuerdo con un estudio del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
Durante años, los subsidios a la gasolina no aparecieron como un gasto público sino como una reducción en los ingresos por petróleo del gobierno federal. “Por ejemplo, en ausencia del subsidio, en 2008 el gobierno federal hubiera obtenido ingresos petroleros por un monto de 7.4% del PIB para financiar el gasto público”, publica el reporte “Subsidios a los combustibles en México: oportunidades de reforma”, del CIDE.
Los subsidios se intensificaron entre 2006 y 2012 cuando el precio de las importaciones de gasolina aumentaron 429% pero el precio de venta al público sólo aumentó un 74%, señala el reporte. En este periodo los precios aumentaron debido al aumento internacional del petróleo en ese periodo así como la devaluación del peso frente al dólar.
Los subsidios a la gasolina beneficiaban al 10% de la población de mayores ingresos al recibir nueve meses más en subsidios que el 10% más pobre del país, según este reporte. “Esta asignación de recursos públicos sería evidentemente injusta en cualquier país pero lo es más en uno de los países más desiguales del mundo, donde el 10% más rico de los hogares obtiene cerca del 40% del ingreso pero el 10% más pobre apenas 1%”, escribe John Scott en este reporte publicado en agosto de 2014.
Por eso este reporte sugiere que el gobierno debe utilizar el dinero de los subsidios indirectos como la gasolina a programas de combate a la pobreza. “Las transferencias directas reducen la tasa de pobreza en 10.8% en 2010 pero los impuestos indirectos netos de subsidios la incrementan en 2.9%”, calcula el reporte del CIDE.
Aunque por años se pensó que el precio de la gasolina tenía un efecto a la inflación, el estudio del CIDE publica que los costos de la gasolina representaron apenas 2% del costo de los insumos utilizados en la mayoría de los productos en 2012.
Debido a los “gasolinazos” (aumentos graduales a los precios de la gasolina) desde 2013 y los bajos precios del petróleo, por primera vez los precios de la gasolina en México son más altos que en Estados Unidos, pues durante décadas fueron incluso de los más bajos entre los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
Sin embargo, la sorpresa del 1 de enero fue el último “gasolinazo” para fijar un precio más alto que el año pasado durante el resto de 2015. México, que importa la mitad de la gasolina desde Estados Unidos, tiene ahora un precio por litro que actualmente es el doble de lo que cuesta en ese país. Aunque esas son malas noticias para los automovilistas, ha sido un respiro para las finanzas públicas que con este excedente pueden compensar parte de la pérdida de ingresos que dependen de las exportaciones de petróleo debido a los bajos precios internacionales.
“Ahora como el precio de la gasolina está bajo, en lugar de subsidio hasta se están cobrando impuestos por IEPS (impuesto especial sobre producción y servicios)”, explica Paulina Lomelí, investigadora en temas económicos de la Fundación Rafael Preciado, creada en 1993 por el político panista Carlos Castillo Peraza.
La indeseable caída en los precios del petróleo a finales de 2014 logró terminar el subsidio que por 20 años aplicó el gobierno mexicano a los precios de la gasolina. Este gasto representó 6% del Producto Interno Bruto (PIB) entre 2006 y 2012, de acuerdo con un estudio del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
Durante años, los subsidios a la gasolina no aparecieron como un gasto público sino como una reducción en los ingresos por petróleo del gobierno federal. “Por ejemplo, en ausencia del subsidio, en 2008 el gobierno federal hubiera obtenido ingresos petroleros por un monto de 7.4% del PIB para financiar el gasto público”, publica el reporte “Subsidios a los combustibles en México: oportunidades de reforma”, del CIDE.
Los subsidios se intensificaron entre 2006 y 2012 cuando el precio de las importaciones de gasolina aumentaron 429% pero el precio de venta al público sólo aumentó un 74%, señala el reporte. En este periodo los precios aumentaron debido al aumento internacional del petróleo en ese periodo así como la devaluación del peso frente al dólar.
Los subsidios a la gasolina beneficiaban al 10% de la población de mayores ingresos al recibir nueve meses más en subsidios que el 10% más pobre del país, según este reporte. “Esta asignación de recursos públicos sería evidentemente injusta en cualquier país pero lo es más en uno de los países más desiguales del mundo, donde el 10% más rico de los hogares obtiene cerca del 40% del ingreso pero el 10% más pobre apenas 1%”, escribe John Scott en este reporte publicado en agosto de 2014.
Por eso este reporte sugiere que el gobierno debe utilizar el dinero de los subsidios indirectos como la gasolina a programas de combate a la pobreza. “Las transferencias directas reducen la tasa de pobreza en 10.8% en 2010 pero los impuestos indirectos netos de subsidios la incrementan en 2.9%”, calcula el reporte del CIDE.
Aunque por años se pensó que el precio de la gasolina tenía un efecto a la inflación, el estudio del CIDE publica que los costos de la gasolina representaron apenas 2% del costo de los insumos utilizados en la mayoría de los productos en 2012.
Debido a los “gasolinazos” (aumentos graduales a los precios de la gasolina) desde 2013 y los bajos precios del petróleo, por primera vez los precios de la gasolina en México son más altos que en Estados Unidos, pues durante décadas fueron incluso de los más bajos entre los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).



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