Valle de Bravo, México.- El regreso a clases ha dado un respiro a la vida económica de esta comarca, afectada por una inusitada ola de secuestros.
Sin embargo, los plagios no son su único y mayor problema, ya que transportistas y comerciantes denunciaron una escalada de extorsiones, robos y asaltos a mano armada, que inició hace al menos tres años, mientras que la intensa seguridad en la zona ha inhibido a taxistas que operan desde Toluca y hoy se niegan a cubrir la ruta “por miedo”.
A una semana de que los plagios grupales saltaron a la luz pública, con al menos 10 víctimas según ONG y siete según el gobierno estatal, Valle enfrenta un aparente sosiego enmarcado por un intenso patrullaje de soldados y marinos cruzando con dificultad las típicas callejuelas empedradas de este sitio turístico.
Los más de 500 elementos del Ejército, Marina, Policía Federal y de la SSC que resguardan la zona han operado como una “purga”, dicen transportistas locales, quienes aseguran que desde el año pasado algunos taxis colectivos que cubren la ruta Toluca-Valle de Bravo son obligados por la delincuencia organizada a transportar la droga que baja de Guerrero por municipios sureños y entra al Distrito Federal a través de Huixquilucan, pero que, aseguran, controlan bandas michoacanas.
Esa es la explicación que dan los taxistas a la reducción en 70% del servicio de transporte colectivo para trasladarse a Valle de forma directa desde la capital mexiquense o viceversa. Algo que es simplemente imposible.
De acuerdo con los taxistas de rutas alternas, sus compañeros decidieron suspender los viajes ante el temor de “ser descubiertos” —por el olor de la constante transportación de mariguana— en los retenes militares que bordean los caminos, avenidas y calles de esta localidad.
El Universal
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