Ciudad de México.- El ir y venir de miles de pasajeros en los largos pasillos del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) hace que el abandono de cualquier maleta pase casi inadvertido.
Y es que ante la prisa, la presión, la algarabía y el arrebato que producen la toma o arribo de un vuelo, incluso un paquete con más de 600 cartuchos de diferentes calibres y 15 cargadores para armas largas es objeto de olvido, sin importar que en el mismo empaque se transporte un arma corta tipo escuadra, calibre .22.
Ese caso, investigado por la Procuraduría General de la República (PGR) en 2011 y asentado en una averiguación previa cuya copia tiene EL UNIVERSAL, es solo uno de tantos. Por ejemplo, un año antes fue enviado desde Estados Unidos —vía paquetería postal— un piano que pudo ser un presente para algún familiar o, en su defecto, tener como destino una escuela de música. Pero no fue así: los rayos X evidenciaron que dentro había dos escopetas calibre .22 mm.
Días antes, las mismas autoridades aeroportuarias aseguraron dos armas cortas tipo escuadra, una estaba oculta dentro de una radiograbadora, mientras que la otra fue envuelta en papel aluminio e introducida en una tabla hueca de madera. Y las historias siguen, pues, de acuerdo con informes oficiales, se ha intentado introducir armamento y cartuchos ilegales al país, lo mismo en mochilas que en envoltorios de ropa.
Datos proporcionados por la PGR, vía la Ley de Transparencia, revelan que las incautaciones de cartuchos de armas de fuego en el AICM se multiplicaron a un ritmo gradual en los últimos años; es decir, el tráfico hormiga ha venido creciendo, pues de los 318 decomisos registrados en 2012, se pasó a mil 699 en 2013 y a 2 mil 193 en 2014. Es decir, las incautaciones de cargadores de balas crecieron 589 por ciento entre 2012 y 2014.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Míriam Morales Sanhueza, presidenta de la organización Desarma México, dice que las cifras más altas de decomisos de cartuchos tienen que ver con “los picos de violencia”: 2009, 2011, 2013 y 2014, los cuales rebasan mínimo los mil cartuchos; además, explica, esa recuperación por parte de las autoridades hay que duplicarla, pues los informes oficiales son únicamente una muestra de que lo que en realidad se trafica.
Y es que ante la prisa, la presión, la algarabía y el arrebato que producen la toma o arribo de un vuelo, incluso un paquete con más de 600 cartuchos de diferentes calibres y 15 cargadores para armas largas es objeto de olvido, sin importar que en el mismo empaque se transporte un arma corta tipo escuadra, calibre .22.
Ese caso, investigado por la Procuraduría General de la República (PGR) en 2011 y asentado en una averiguación previa cuya copia tiene EL UNIVERSAL, es solo uno de tantos. Por ejemplo, un año antes fue enviado desde Estados Unidos —vía paquetería postal— un piano que pudo ser un presente para algún familiar o, en su defecto, tener como destino una escuela de música. Pero no fue así: los rayos X evidenciaron que dentro había dos escopetas calibre .22 mm.
Días antes, las mismas autoridades aeroportuarias aseguraron dos armas cortas tipo escuadra, una estaba oculta dentro de una radiograbadora, mientras que la otra fue envuelta en papel aluminio e introducida en una tabla hueca de madera. Y las historias siguen, pues, de acuerdo con informes oficiales, se ha intentado introducir armamento y cartuchos ilegales al país, lo mismo en mochilas que en envoltorios de ropa.
Datos proporcionados por la PGR, vía la Ley de Transparencia, revelan que las incautaciones de cartuchos de armas de fuego en el AICM se multiplicaron a un ritmo gradual en los últimos años; es decir, el tráfico hormiga ha venido creciendo, pues de los 318 decomisos registrados en 2012, se pasó a mil 699 en 2013 y a 2 mil 193 en 2014. Es decir, las incautaciones de cargadores de balas crecieron 589 por ciento entre 2012 y 2014.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Míriam Morales Sanhueza, presidenta de la organización Desarma México, dice que las cifras más altas de decomisos de cartuchos tienen que ver con “los picos de violencia”: 2009, 2011, 2013 y 2014, los cuales rebasan mínimo los mil cartuchos; además, explica, esa recuperación por parte de las autoridades hay que duplicarla, pues los informes oficiales son únicamente una muestra de que lo que en realidad se trafica.
El Universal
No hay comentarios.:
Publicar un comentario