México, D.F.- El domingo 5 de abril arranca la campaña electoral para renovar la Cámara de Diputados. El proceso en puerta tiene un desafío central, el abstencionismo cíclico de los comicios intermedios, que podría acentuarse con el desánimo social frente a los escándalos de corrupción partidista, una clase política cada vez más alejada de los reclamos ciudadanos y los llamados en Guerrero a boicotear la realización de las elecciones.
‘‘Hemos pasado de la gran apuesta de la transición a la democracia hacia una precarización de la democracia’’, advierte Alvaro Arreola, integrante del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y ex consejero electoral en el Estado de México.
Ello, porque ubica un gran desprecio de los partidos –encerrados en sus cápsulas burocráticas– hacia los ciudadanos, quienes no se sienten representados, o a veces los más empobrecidos sólo esperan la elección para obtener algún beneficio.
Además, sugiere que el escenario que se vislumbra en estos dos meses de campaña es ‘‘nebuloso’’, en el cual el factor de la inseguridad en estados como Michoacán o Guerrero refleja la debilidad institucional del sistema.
Para María Marván, ex consejera presidenta del desaparecido Instituto Federal Electoral, la campaña se inicia con un cansancio ciudadano por la simulación de los partidos, que no han respetado los periodos de precampaña e intercampaña. A ello se añade la postulación de candidatos impresentables, estrechamente ligados a escándalos de corrupción y que permea a todos los organismos políticos. ‘‘Hay un alto nivel de descrédito por esos escándalos, lo que va en detrimento de los propios partidos y de los incentivos de la sociedad para ir a votar’’.
‘‘Hemos pasado de la gran apuesta de la transición a la democracia hacia una precarización de la democracia’’, advierte Alvaro Arreola, integrante del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y ex consejero electoral en el Estado de México.
Ello, porque ubica un gran desprecio de los partidos –encerrados en sus cápsulas burocráticas– hacia los ciudadanos, quienes no se sienten representados, o a veces los más empobrecidos sólo esperan la elección para obtener algún beneficio.
Además, sugiere que el escenario que se vislumbra en estos dos meses de campaña es ‘‘nebuloso’’, en el cual el factor de la inseguridad en estados como Michoacán o Guerrero refleja la debilidad institucional del sistema.
Para María Marván, ex consejera presidenta del desaparecido Instituto Federal Electoral, la campaña se inicia con un cansancio ciudadano por la simulación de los partidos, que no han respetado los periodos de precampaña e intercampaña. A ello se añade la postulación de candidatos impresentables, estrechamente ligados a escándalos de corrupción y que permea a todos los organismos políticos. ‘‘Hay un alto nivel de descrédito por esos escándalos, lo que va en detrimento de los propios partidos y de los incentivos de la sociedad para ir a votar’’.
La Jornada
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