Ciudad de México.- De no ser por la remesas que envían los connacionales que trabajan en el extranjero, México la estaría pasando peor, acaso ya con serios conflictos sociales de repercusión internacional.
Y es que los flujos recibidos por el País alcanzaron el máximo nivel de los últimos seis años, llegando a 23 mil 645 millones de dólares durante 2014, con un aumento de 8 por ciento respecto al año previo.
De acuerdo al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se estima que el ingreso de remesas a México al final de este año –que recibe más de un tercio de esos recursos que llegan a América Latina y el Caribe– será similar o un poco mayor al observado el año anterior, tomando en cuenta el flujo migratorio mexicano en 2014, así como la recuperación de la economía de Estados Unidos que podría propiciar un alza de sus remuneraciones nominales y mayores niveles de empleo.
Hay que recordar que la crisis financiera de 2008-2009 provocó una caída abrupta de esos flujos, debido en gran medida a su alta dependencia de Estados Unidos como principal fuente de estos envíos de dinero, al verse el país fuertemente afectado por la crisis. El BID indica que durante los cinco años posteriores a la crisis, las remesas recibidas por México han mostrado un comportamiento irregular, incluso con tasas de crecimiento negativo en 2012 y 2013, pero constituyen un aliciente para la economía nacional, ya que las remesas representa el segundo flujo de recursos más importante, solo superado por los ingresos de PeMex.
Y es que los flujos recibidos por el País alcanzaron el máximo nivel de los últimos seis años, llegando a 23 mil 645 millones de dólares durante 2014, con un aumento de 8 por ciento respecto al año previo.
De acuerdo al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se estima que el ingreso de remesas a México al final de este año –que recibe más de un tercio de esos recursos que llegan a América Latina y el Caribe– será similar o un poco mayor al observado el año anterior, tomando en cuenta el flujo migratorio mexicano en 2014, así como la recuperación de la economía de Estados Unidos que podría propiciar un alza de sus remuneraciones nominales y mayores niveles de empleo.
Hay que recordar que la crisis financiera de 2008-2009 provocó una caída abrupta de esos flujos, debido en gran medida a su alta dependencia de Estados Unidos como principal fuente de estos envíos de dinero, al verse el país fuertemente afectado por la crisis. El BID indica que durante los cinco años posteriores a la crisis, las remesas recibidas por México han mostrado un comportamiento irregular, incluso con tasas de crecimiento negativo en 2012 y 2013, pero constituyen un aliciente para la economía nacional, ya que las remesas representa el segundo flujo de recursos más importante, solo superado por los ingresos de PeMex.
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