sábado, 4 de junio de 2016

“Bienvenidos al infierno”, dice Sicilia al presentar su libro frente a las fosas de Tetelcingo

México.- “Lo que nos demuestra Tetelcingo es la total ausencia o el rompimiento de los códigos fundamentales del tratamiento de los seres humanos. Poner cuerpos de manera indigna entre la tierra, algunos con cabeza, otros sin ella. Ahora sabemos que también hay niños. Es indignante y nos parece que se han roto todos los códigos de lo humano”, lamentó la periodista Carmen Aristegui al llegar a las fosas clandestinas de la Fiscalía del gobierno de Graco Ramírez en Tetelcingo.
Durante la presentación del libro “El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad”, a unos metros de las fosas, señaló:
“Estar aquí a unos metros de las fosas de Tetelcingo estremece. A unos metros de la fase del proceso de exhumación de estos cuerpos que fueron ahí enterrados de manera terrible, estremece. Es la suma de los horrores y más. Volver a preguntarnos dónde estamos parados es pararse frente al espejo. Es recordar el inicio del Movimiento por la Paz”.
Como comentarista de la obra editorial, recordó la muerte de Juan Francisco “que provocó la necesidad de organizarse, de encontrarse. Javier Sicilia que tuvo la magia de tocar esas puertas, de decirlo y de convocar a tantos con su propia historia”.Este libro, agregó, “nos vuelve la mirada a ese momento en el que Javier Sicilia perdió a su hijo. Eso que logró lo que nadie hasta ese momento, hablar de las víctimas. Que hizo posible dejar de poner en el mismo saco y de decir prácticamente ‘se lo merecían’”, señaló.
Según su opinión, “las conciencias siguen sacudidas. Las fosas de Tetelcingo son esta expresión extrema de lo que puede suceder con el tratamiento de los seres humanos. Estas fosas nos recuerdan que las peores cosas siguen sucediendo y el saber que hay fosas por todos lados en México. Hay que agregar a las fosas criminales las que tienen un componente oficial, las fosas en las que fueron depositados sin orden, ilegalmente, criminalmente”.
Luego citó el texto “Carta abierta a políticos y criminales”, escrito por el poeta Javier Sicilia el 3 de abril de 2011, unos días después del asesinato de su hijo Juan Francisco y publicado en la edición 1976 de la revista Proceso, además de que fue retomado en el libro que se presentó este viernes:
“Estamos hasta la madre de ustedes, políticos –y cuando digo políticos no me refiero a ninguno en particular, sino a una buena parte de ustedes, incluyendo a quienes componen los partidos–, porque en sus luchas por el poder han desgarrado el tejido de la nación, porque en medio de esta guerra mal planteada, mal hecha, mal dirigida, de esta guerra que ha puesto al país en estado de emergencia, han sido incapaces –a causa de sus mezquindades, de sus pugnas, de su miserable grilla, de su lucha por el poder– de crear los consensos que la nación necesita para encontrar la unidad sin la cual este país no tendrá salida”, citó la periodista al concluir su intervención.
“Bienvenidos al infierno”
Antes, el poeta Javier Sicilia dio la bienvenida a los presentes: “Bienvenidos al infierno y a un acto de dignidad que es haber exhumado estos cuerpos y buscar a quien pertenecen. Este Movimiento no se ha detenido, cuyo objetivo es darle dignidad a las víctimas, volverlas sujetos sociales; porque el objetivo del gobierno es criminalizarlas. Quiso reivindicar a las víctimas”.
Y siguió: “Estas fosas tienen que ver con el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad en otro sentido. El mismo día en que se conmemoraba el inicio del movimiento, después de tres años de lucha, ese mismo día el gobierno de Graco Ramírez estaba abriendo estas fosas. Es una afrenta no sólo a las víctimas, sino al Movimiento. Este libro fue financiado por ellos porque su discurso tomó el camino de las víctimas, pero después traicionó a las víctimas”.
Luego, el poeta y activista agradeció a la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) y a su rector Jesús Alejandro Vera Jiménez por su acompañamiento.
“La UAEM y su saber ha salido a dar la cara por el movimiento y a través del movimiento hemos salido a dar la cara con la gente. Si eso no es trabajar universitariamente, no entiendo para qué chingados sirve la universidad. Esto es pedagogía, esto es ciencia política, esto es práctica forense. Si me dicen que la universidad es las aulas, yo les digo ‘no quiero esa pinche universidad’. Debe estar al servicio de la sociedad, respondiendo a sus necesidades y a sus problemas”.
Y planteó: “si reducimos la universidad al servicio de quienes quieren usarnos para aumentar los bienes de capital, estamos traicionando a la Universidad. Eso no es una universidad. Llevé a la UAEM conmigo, con un chaleco o una chamarra que decía atrás ‘Mientras caminamos este país’. Llevé a mis amigos de la Universidad conmigo mientras caminé al país”. De paso, recordó que siempre vistió prendas con la leyenda universitaria de Morelos.
El rector Vera expresó que la UAEM participa activamente en el Movimiento, toda vez que Javier Sicilia es miembro distinguido de la comunidad universitaria, como profesor y funcionario.
De hecho, la movilización que detona en 2011 el surgimiento del movimiento fue acompañada por la comunidad universitaria. En ese entonces era rector Fernando Bilbao Marcos. Por lo tanto este movimiento “es parte fundamental de los académicos”.
Sostuvo que las causas del Movimiento por la Paz “siguen vigentes e implican una lucha política frente a una realidad que queda evidenciada en las fosas de Tetelcingo”. Por ello, consideró que “lanzarle el movimiento a las víctimas de que estamos usando a las víctimas con fines electoreras, es negarle a las familias el derecho de encontrarse con otros”.
Carmela Hernández Mena, abuela de Oliver Wenceslao, comerciante asesinado e inhumado clandestinamente en las fosas de Tetelcingo, relató con lágrimas en los ojos:
“Desde que nuestros hijos van al colegio, ¿quién compone las aulas?, los padres. Los mandamos a la escuela ¿y para qué?, ¿para que nos los quiten? No señor. ¿Por qué me hizo Dios esto de quitarme a mi nieto? Por favor, mándame a mi nieto, vivo o muerto, para darle cristiana sepultura. Hay gentes más pobres que uno que desapareció y ya”.
El libro “El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad” fue editado por Era y coordinado por Javier Sicilia. Reúne textos del propio movimiento y de autores como Francisco Rebolledo, José Gil Olmos, Julián LeBarón, Eduardo Vázquez Martín, Juan Villoro y otros, así como las fotografías de Isolda Mendoza y Germán Canseco.
Fueron 117 cuerpos
A las 11:16 de la mañana de este viernes fue exhumado el cuerpo 117, el último de las fosas clandestinas de la Fiscalía del gobierno de Graco Ramírez, ubicadas en el predio El Maguey de la comunidad de Tetelcingo, al norte de Cuautla, Morelos.
Fueron 117 cuerpos desenterrados en 12 días de trabajo en los que cuatro equipos de peritos realizaron el rescate, la verificación de cada uno y la toma de muestras que cada institución por separado analizará para determinar los perfiles genéticos que permitan llevar a la identificación.
Aunque la Fiscalía General de Morelos insistió desde hace más de seis meses en que las fosas contenían 116 cuerpos, al final fue exhumado uno más.
El fiscal Javier Pérez Durón confirmó en entrevista que entre los cuerpos se encontraron los de dos niños y un feto, como lo adelantó apro desde el jueves pasado.
En un comunicado emitido por la Fiscalía, se informó que se trata de “dos menores y (uno) no nato” y que en los tres casos existe “la carpeta de investigación original”.
Se trata de un no nato hallado el 1 de diciembre de 2012, de 36 semanas de gestación, de sexo femenino; además, de una niña de siete años, cuyo cuerpo fue encontrado el 26 de diciembre de 2012 y su necropsia concluyó que murió por contusión en el tórax.
El otro cuerpo es de un niño de dos años de edad hallado en el río Apatlaco, a la altura del poblado de Alpuyeca, municipio de Xochitepec, Morelos. Según la necropsia, murió por traumatismo craneoencefálico, pero quedó registrado como una persona desaparecida.
La autoridad agregó que de los trabajos de exhumación se obtuvieron 12 bolsas con partes de otros cuerpos, mismas que serán colocados en una sola gaveta en el panteón privado de Cuautla Jardines del Recuerdo. De cada uno de los restos se abrió una carpeta de investigación.
Al cierre de las exhumaciones, fueron más de 40 las carpetas de investigación abiertas por los cuerpos que no estaban registrados porque los números de identificación estaban ilegibles, entre otros factores.
Los familiares de desaparecidos presentes en la diligencia acordaron con la Fiscalía realizar una excavación de 1.5 metros en el fondo de las fosas para confirmar que no haya más cuerpos. También pidieron realizar perforaciones en las paredes de los hoyos para descartar que existan otras fosas aledañas. Tras atender las solicitudes, las fosas finalmente fueron cubiertas en su totalidad al filo de las seis de la tarde.
Ayotzinapa y Tetelcingo
Pasadas las dos de la tarde, cinco padres y tres madres de los 43 estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa acudieron al predio El Maguey para manifestar su solidaridad con los familiares de las víctimas de desaparecidos.
Al pie de un guamúchil, en el perímetro de la fosa, ofrecieron una conferencia para relatar una vez más su dolor y sufrimiento por la pérdida de sus hijos y condenar al gobierno de Graco Ramírez “porque no es posible que sea la propia Fiscalía la que tenga sus fosas clandestinas y ponga ahí, sin saber quiénes son los cuerpos”.
Además, demandaron justicia para las personas inhumadas clandestinamente en las fosas y castigo a los responsables “hasta las últimas consecuencias”.
Más tarde, los padres de los 43 tuvieron una reunión con las familias de las víctimas de Tetelcingo, con quienes acordaron “caminar juntos”, como lo han hecho desde 2014 “con el dolor a cuestas por la pérdida de un hijo, un hermano, un padre, un esposo”.

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