Ciudad de México.- Donald Trump mantiene vivo el culebrón de su viaje a México. El candidato republicano a las elecciones presidenciales de noviembre se jactó este miércoles de la polémica desatada por su entrevista con el presidente Enrique Peña Nieto al asegurar que la dimisión de Luis Videgaray como secretario de Hacienda mexicano es una prueba del éxito de su visita al país vecino y de sus credenciales en política exterior.
“La gente que organizó el viaje a México ha sido forzada fuera del Gobierno. Así de bien lo hicimos”, dijo Trump en un coloquio de seguridad nacional organizado por la cadena NBC al ser preguntado por sus capacidades internacionales en caso de ser elegido presidente estadounidense.
Videgaray, uno de los hombres más cercanos a Peña Nieto, dimitió este miércoles tras ser señalado como el artífice de la reunión el pasado miércoles en Ciudad de México del mandatario mexicano con el aspirante republicano a la Casa Blanca. El encuentro ha desatado una tormenta política en el país tras no pedir Trump perdón por sus insultos a los mexicanos durante la campaña electoral e insistir, tras la entrevista, en que México pagaría el muro fronterizo que promete construir.
El viaje permitió a Trump intentar proyectar una imagen de estadista ante la opinión pública estadounidense, que tuvo por primera vez un anticipo de lo que podría suponer tenerle como presidente en la arena internacional.
Desde entonces, el magnate inmobiliario ha explotado tanto como ha podido la reunión con Peña Nieto para venderla como un éxito. El martes, acusó al presidente mexicano de haber vulnerado las reglas del encuentro, que, según dijo, fijaban que no hablarían del coste del muro.
“La gente que organizó el viaje a México ha sido forzada fuera del Gobierno. Así de bien lo hicimos”, dijo Trump en un coloquio de seguridad nacional organizado por la cadena NBC al ser preguntado por sus capacidades internacionales en caso de ser elegido presidente estadounidense.
Videgaray, uno de los hombres más cercanos a Peña Nieto, dimitió este miércoles tras ser señalado como el artífice de la reunión el pasado miércoles en Ciudad de México del mandatario mexicano con el aspirante republicano a la Casa Blanca. El encuentro ha desatado una tormenta política en el país tras no pedir Trump perdón por sus insultos a los mexicanos durante la campaña electoral e insistir, tras la entrevista, en que México pagaría el muro fronterizo que promete construir.
El viaje permitió a Trump intentar proyectar una imagen de estadista ante la opinión pública estadounidense, que tuvo por primera vez un anticipo de lo que podría suponer tenerle como presidente en la arena internacional.
Desde entonces, el magnate inmobiliario ha explotado tanto como ha podido la reunión con Peña Nieto para venderla como un éxito. El martes, acusó al presidente mexicano de haber vulnerado las reglas del encuentro, que, según dijo, fijaban que no hablarían del coste del muro.
El País
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