lunes, 17 de abril de 2017

Presumen tintes electorales en captura de Duarte

Ciudad de México.- El prófugo político más buscado de México fue capturado en el municipio de Panajachel, en el centro de Guatemala. Fueron seis meses de una fuga que generó mayor desgaste del previsto al presidente Enrique Peña Nieto.
Pero, más allá de que se considere un éxito de las autoridades mexicanas, la captura del ex gobernador de Veracruz generó infinidad de opiniones en los diversos sectores políticos, sociales, empresariales, académicos e intelectuales que, si bien aplaudieron la detención de Duarte de Ochoa, demandaron que este arresto no sea utilizado con fines electorales, sobre todo en el Estado de México, donde el candidato de la coalición PRI-PVEM-PANAL-PES, no levanta en el ánimo del electorado.
No resulta descabellado pensar que el gobierno federal necesita de una coartada eficaz para mejorar sus números en el Estado de México.
Alfredo del Mazo desciende en las preferencias electorales y el PRI sabe que perder el poder en la entidad que catapultó a Peña Nieto, sería un duro golpe para el candidato presidencial priísta para las elecciones del 2018.
Las sorpresivas detenciones de Tomás Yarrington y Javier Duarte, concretadas en menos de un mes, parecen ideales para buscar recuperar un poco de la legitimidad que año con año ha ido perdiendo el PRI como gobierno.
La localización del ex mandatario veracruzano era inevitable, pero la duda estriba cuando esta se genera a pocos días de que se revivieran episodios de Alfredo del Mazo Maza cuando estuvo al frente de Banobras, desde donde, al menos mediáticamente se asegura, propició un desfalco multimillonario por dos mil millones de pesos.
Genera, en sí, extrañeza que esta aprehensión se dé casualmente cuando todos los candidatos están haciendo proselitismo, señala Enrique Vargas del Villar, alcalde de Huixquilucan, quien consideró que “se puede interpretar como un mensaje camuflajeado por parte del gobierno federal y estatal, pues es mucha casualidad que este hecho se haya dado precisamente cuando el candidato del partido oficial, sucumbe ante el enojo de la sociedad”.
Por su parte, el padre Alejandro Solalinde, a través de su cuenta de Twitter, señaló: “Desde ahora se los digo, son lo mismo Javier Duarte y Alfredo del Mazo”, y escribió, con el hashtag “toma tu voto”, arrobando a la cuenta oficial del PRI, que aún falta la captura de personajes priístas como el ex gobernador de Coahuila, Humberto Moreira; el ex gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz Ortiz; el ex de Puebla, Mario Marín; el líder sindicalista, Carlos Romero Deschamps; el ex procurador, Jesús Murillo Karam; y  los ex gobernadores Guillermo Padrés y Rodrigo Medina, entre otros.
Son muchas coincidencias que desenmascaran las razones de la aprehensión de Javier Duarte de Ochoa. La primera, el hecho de que, en el aeropuerto de Toluca, José Armando Rodríguez Ayache, concuño del ex mandatario, fue visto con los hijos del hombre más buscado de México: Carolina, Emilio y Javier Duarte Macías, además de los dos hijos de Mónica Ghihan Macías Tubilla (hermana de Karime Macías Tubilla esposa del ex mandatario) José Armando: Santiago y Paulina.
Ello ocurrió tres días antes de la aprehensión de Duarte de Ochoa, ocultado bajo la cortina de humo de lo publicado por Joaquín López-Dóriga quien lo había “ubicado” en Canadá; pero no se trató de una casualidad y, para entonces, el eco mediático de la caída del sucesor de Fidel Herrera ya había sido medido para un sábado de gloria, en plena Semana Santa, y se habría visualizado el impacto de la detención en todos los escenarios electorales nacionales, sobre todo donde el PRI tiene una sería crisis: el Estado de México.
Esta serie de acontecimientos, coincidentes en tiempo y espacio, configuran un escenario favorable para que Duarte de Ochoa llegue a la cárcel. Sin embargo, nuevas dudas saltan a la vista.
La pregunta es ¿qué negoció a cambio de su detención consensuada?

Alfa Diario

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