Precandidatos presidenciales sin carisma
Por: Angélica Beltrán
Al parecer hoy la palabra mágica para los políticos en campaña es la de “ciudadano”, en vista de que la clase política ha perdido toda credibilidad y con ello la posibilidad de ganar elecciones a través del voto. De ahí que los asesores se han empeñado en encajar la palabra en los discursos y en el nombre de las coaliciones como “Meade, Ciudadano por México”; aunque es justo decir que el nombre no es garantía de triunfo; el perfil del candidato es fundamental en una elección.
Tan fundamental que si en 2012 el PRI no hubiera tenido a Enrique Peña Nieto, no habrían recuperado la presidencia de la Republica; y en la elección de 2018 podría suceder el efecto contrario, que el tricolor pierda la elección presidencial por tener un candidato gris y sin carisma.
*Meade un ciudadano afín a la élite política. Y si el partido en el gobierno quiso jugársela con Meade, pese a ocupar los últimos lugares en las encuestas previas a su destape, y probarlo en la precampaña, ahora ya deben tener claro que con el ex secretario de Hacienda no lograrán el voto popular. Aunque insistan en que se trata de un perfil ciudadano, pues como funcionario del PAN y PRI indistintamente, José Antonio Meade ha mostrado que no tiene afinidad con los ciudadanos, sino con la élite política. El gasolinazo es prueba tangible e irrefutable de ello, aunque el libanés niegue ser padre del incremento de los combustibles mes con mes.
*Anaya, muy al margen. Por el lado de la coalición PAN-PRD-MC tampoco el precandidato Ricardo Anaya ha logrado captar la atención de la gente, quizá porque no logra mostrarse con la naturalidad que lo hizo brillar cuando ocupó la presidencia de la Mesa Directiva en la Cámara de Diputados; donde se caracterizó por una impecable organización en el trabajo legislativo, una claridad en el discurso y por ser un político preparado y muy joven.// O tal vez los asesores de Anaya Cortés no alcanzan a conformarle la imagen que se requiere para ganar la confianza de la gente, no obstante que el queretano pueda tener cualidades y experiencia para ganar votos, sobre todo entre los milenials.
*AMLO producto de la propaganda. Al único precandidato que le sonríe la simpatía de las multitudes y cuenta con un discurso que le llega directo a las masas, sigue siendo el eterno candidato a la presidencia López Obrador. Quien cuenta con asesores que ven las campañas políticas como lo que son, mera propaganda, el equivalente de la publicidad en el medio comercial. // Publicidad y propaganda no son otra cosa que mentiras para vender un producto que no sirve. Y ése es el caso de López Obrador, quien cuenta con el mejor equipo de marketing político, de ahí que ocupe los primeros lugares de la preferencia electoral; aunque como gobernante de la capital del país haya demostrado que no sirvió como administrador para erradicar la pobreza y distribuir equitativamente la riqueza, como lo aseguró en el discurso. Contrario a ello, el tabasqueño administró la pobreza y mantuvo con dádivas a las clases más pobres y vulnerables, sin ir más allá, y no distribuyo con equidad la riqueza generada en el entonces Distrito Federal.
*Javier Corral exhibe al gobierno federal. El gobernador de Chihuahua, Javier Corral, ha ganado relevancia en el ámbito nacional al denunciar la retención del presupuesto federal para el Estado por parte de la Secretaría de Hacienda, un hecho que muestra la postura revanchista del gobierno federal, lo que al final del día le saldrá más cara al partido en el gobierno, pues la denuncia es tan válida como legítima. Y eso de retener recursos ajenos en detrimento de la población no lo apoya nadie; por lo que esta acción, lejos de favorecer al PRI, le restará simpatías y sobre todo votos.
*Ley de propaganda gubernamental. Y hablando de recursos federales, el coordinador de los diputados del PAN, Marko Cortés, solicitó al presidente Enrique Peña presentar la iniciativa de ley preferente que regule la propaganda de gobierno, a fin de cumplir la resolución de la Suprema Corte que ordenó al Congreso de la Unión emitir dicha ley a más tardar el 30 de abril, cuando terminaría el último período ordinario de sesiones de la LXIII Legislatura. Pues de no ser así, es poco probable alcanzar acuerdos entre las fracciones, sobre todo en estos que son tiempos electorales. Ante lo cual, a ver cómo cumplen con el mandato los legisladores.
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