Texcoco, Estado de México.- Los contratistas del aeropuerto de Texcoco pueden llevarse una sorpresa. Si creen haber borrado todas las suspicacias en su encuentro del lunes con Andrés Manuel López Obrador, están equivocados.
El presidente electo ha ordenado revisar cada uno de los contratos asignados a los empresarios, sin importar nombre, empresa o monto. Sobre todos pende la sospecha. Poco importa si ellos se mostraron generosos, dispuestos, renunciados a recurrir a sus derechos jurídicos para hacer valer el reclamo de la ley.
Hace dos días acudieron a la residencia de la transición Olegario Vázquez Aldir, del Grupo Ángeles; Carlos Hank Rhon y Alberto Pérez Jácome, del Grupo Hermes; Hipólito Gerard, del grupo GIA, y Carlos Slim, del Grupo Carso.
Todos, declaró eufórico López Obrador después del encuentro, se mostraron “muy respetuosos con la decisión que tomaron los mexicanos en la consulta”. Una consulta avalada por un mínimo de mexicanos.
LA APUESTA DE LA CREDIBILIDAD
El tema no puede quedar en el olvido. No puede porque Andrés Manuel López Obrador se juega su credibilidad. Hizo campaña contra el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) como ejemplo de la corrupción imperante en el gobierno de Enrique Peña Nieto. Por eso el primer juicio popular organizado sin haber entrado en funciones se ideó a qué hacer con una obra para él faraónica pero también como foso de corrupción.
Y los grandes empresarios beneficiados por el sexenio, reflexión del tabasqueño, deben estar representados en ese proyecto de por lo menos 200 mil millones de pesos. Esto lleva a dos decisiones. Se actuará con los funcionarios que elaboraron las bases de los concursos y quienes de manera ventajosa, en connivencia con representantes gubernamentales, ganaron las asignaciones.
Hay un propósito adicional: Si luego el juicio popular critica la cancelación del nuevo aeropuerto, el gobierno de López Obrador podrá exhibir como justificación las corruptelas con las cuales se pretendía hacer un negocio múltiple. De entrada más de 200 mil millones de pesos de la terminal. Pero también unos 800 mil millones de pesos en concesiones comerciales, obras complementarias y franquicias de mediano y largo alcance. Esa es la apuesta del presidente electo.
Quadratin
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