jueves, 19 de diciembre de 2019

Columna de Opinión

La carnala y la maestra

Dan T

Una de las cosas que no entiendo de las autoridades es por qué diablos les avisan a los criminales que ya los tienen ubicados y que los van a atrapar. ¿Acaso suponen que los delincuentes no ven las noticias y no saldrán corriendo?
Apenas ayer lo hizo la fiscal de la CDMX, Ernestina Godoy, que salió a decir que ya tienen ubicado a Juan Carlos, el esposo de Abril, la señora que fue asesinada hace unas semanas. El tipo es el principal sospechoso del crimen, bueno, pues, porque ya antes había intentado matarla. Por eso estuvo en la cárcel unos meses y, justo cuando fue liberado, a la señora la mataron frente a sus hijos.
Y ahí es donde la Fiscalía, que es como se llama ahora la vieja Procu, actúa como si estuviera jugando a las escondidillas: “Listos o no. ¡ahí voy!”. Si ya lo tienen ubicado y tienen que presentarlo ante el juez, ¿por qué diablos no lo aprehenden en lugar de avisarle? Digo, no es por querer decirle a la funcionaria cómo hacer su chamba, peeero, ¿no sería mucho más efectivo atraparlo y después presumirlo que presumirlo y no atraparlo?
No quiero pensar que la fiscal Godoy está en ese puesto únicamente porque es la carnala de Andrés Manuel López Obrador, como él mismo la llamó. Se suponía que con el cambio de Procuraduría a Fiscalía, la ley exigía que quienes ocuparan el cargo debían cumplir ciertos requisitos. Y Godoy no los cumplía, por lo que los diputados de Morena tuvieron que hacerle un traje a la medida, reformando hasta la Constitución de la capital.
Hace unos años, a Enrique Peña le llovió porque quería poner en la PGR a un fiscal que le era cercano, “el fiscal carnal” le llamaron las agrupaciones que veían en ese nombramiento un riesgo para la justicia. A partir de ahí el término “carnal” se volvió sinónimo de complicidad en la política y la corrupción, hasta ahora.
El amado líder cabecita de algodón anduvo diciendo muy ufano que Ernestina Godoy era su fiscala carnala, que eran muy amigos y que no le veía nada de malo a que no tuviera ni tantita independencia para perseguir los delitos. Bueno, pues ahí están los resultados: a los delincuentes los tienen ubicados, pero nunca jamás apresados.
¡Ha vuelto!
Aunque la maestra se vista de seda, Elba Esther se queda. Ayer reapareció de manera sorpresiva la mismísima profesora Gordillo y fue bastante espeluznante su regreso.
Resulta que grabó un video que se distribuyó en redes sociales en el cual aparece muy arreglada, sonriente y amable, deseándole felicidades a las maestras y maestros de México.
Cualquiera podría decir que era un simple mensaje navideño, pero en realidad era mucho más que eso, pues en pocas palabras dijo que regresaba a mandar en el sindicato magisterial.
De una manera que me recordó a Enrique De Martino, el de El Maleficio, la maestra aparece sutilmente diabólica. Cuando alguien como ella te dice “nuestro sindicato”, debes entenderlo como “necesito comprarme una nueva casa en San Diego, así que paga tus cuotas”. Cualquiera que haya visto la película de El Padrino sabrá que el más temible de los mafiosos no grita ni se altera, al contrario: puede llegar a ser muy dulce al decirte que te va a cortar en pedacitos.
Lo que más me sorprendió, por supuesto, es que Gordillo milagrosamente parece haberse curado de todas esas enfermedades que supuestamente padecía y por las cuales la dejaron salir de la cárcel. Seguramente fue gracias a la chía. Sí, eso fue.

Zócalo

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