Y que además fue abusada por el jefe de custodios.
Zacatecas, Zac.- “VD” una mujer detenida e ingresada indebidamente en la cárcel distrital varonil de Calera de Víctor Rosales, fue acosada y abusada sexualmente por el jefe de custodios del lugar en un lapso de un mes. La Dirección general de reinserción y readaptación social del estado, enterada del caso, cambió de adscripción al funcionario penitenciario y posteriormente le aceptó la renuncia.
El hombre no fue detenido.
Esto sucedió entre agosto y septiembre de 2018, pero los abusos apenas se conocieron públicamente, luego de que se difundió una recomendación de la Comisión estatal de derechos humanos, la 13/2019, aunque ésta no fue publicada en la página institucional del organismo.
Fue la única del año 2019 no publicada, ni siquiera en el apartado denominado “Recomendaciones por violación a los derechos de las mujeres”.
La queja ante el organismo defensor de derechos humanos fue interpuesta por la hermana de la víctima en septiembre de 2018. La CEDHZ emitió su recomendación un año y 3 meses después de iniciado el expediente.
En su resolución, el organismo evidenció la indebida reclusión de una mujer en una prisión para hombres, y expuso que la Secretaría de Seguridad Pública, a través de la Dirección de Prevención y Reinserción Social del Estado, obstruyó la investigación del organismo y se negó a proporcionar información y videos sobre la actuación del jefe de custodios.
Obstrucción...
El director de la cárcel distrital, Francisco Rodríguez González, proporcionó información incompleta a la CEDHZ, aplazó la entrega de informes al organismo y no entregó los videos, argumentando que se generaría un problema de seguridad y se pondría en riesgo al personal de la cárcel y de los internos.
Eso sí, en octubre la Comisión fue notificada de que el jefe de custodios “fue cambiado de adscripción”. El 7 de diciembre, Adán Rosario Jiménez Solano, director general de Prevención y Reinserción Social del Estado, envió a la Comisión una copia de la carta de renuncia del jefe de custodios, fechada desde el 15 de noviembre.
Todavía a fines de marzo del 2019, la CEDHZ estaba pidiendo informes a los funcionarios titulares de Prevención y de la cárcel en Calera.
La mujer fue detenida en agosto de 2018. El 19 de septiembre, una vez que consiguió que la trasladaran al área femenil del Centro de reinserción social de Cieneguillas, su hermana acudió a la Comisión estatal de derechos humanos a presentar una queja, por la que se inició un expediente y una investigación.
La CEDHZ pidió abrir un procedimiento administrativo y otras medidas de capacitación del personal penitenciario al Secretario de Seguridad Pública del estado, Ismael Camberos Hernández.
También solicitó a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas que inscriba a la mujer en el Registro estatal de víctimas para que se proceda a una reparación del daño causado y para que reciba la atención psicológica que necesita, ante las evidencias del daño emocional sufrido por el abuso que vivió.
La titular de la CEDHZ, María de la Luz Domínguez Campos, pidió al fiscal estatal Francisco Murillo Ruiseco que dé celeridad a la carpeta de investigación iniciada por este caso para garantizar el acceso a la justicia de la interna, además de que dicha carpeta “sea integrada con base en los elementos normativos y jurisprudenciales de la perspectiva de género”.
El exjefe de custodios no ha sido detenido.
Amenazas, acoso, abusos…
De acuerdo con la recomendación emitida a mediados de diciembre con número CDHEZ/391/2018, la mujer –identificada por sus iniciales VD- fue detenida por una causa no especificada el 19 de agosto e ingresó a la cárcel distrital de Calera, que no cuenta con un área específica para internas mujeres, por lo que no era apto para que se le recluyera allí.
Además, la cárcel distrital se encuentra a unos 20 kilómetros del centro de reinserción de Cieneguillas, en la capital zacatecana.
Desde el momento en el que llegó y fue vista por el jefe de custodios en turno (identificado como AR) comenzó el suplicio de la mujer, pues éste le hizo diversas señales obscenas de índole sexual.
A la semana, AR comenzó a acosarla, haciéndole preguntas sobre su estado civil, su vida íntima y privada. Como ella se negaba a responder, comenzó a amenazarla con negarle el acceso a hacer llamadas telefónicas.
A medida que el acoso avanzó y se convirtió en tocamientos en distintas partes del cuerpo, violación equiparada y otros abusos sexuales, las amenazas también fueron más graves: el jefe de custodios le advirtió que podía implicar a su hermana (quien visitaba a la interna) en un delito para que también fuera detenida, o que mandaría golpear y matar a otros integrantes de su familia.
A pesar de que en su informe -presentado a la CEDHZ el 8 de octubre del 2018- el jefe de custodios negó haber estado solo con la interna y aseguró que siempre interactuó con ella frente a las cámaras de videovigilancia, en la revisión que el personal de la Comisión estatal de derechos humanos realizó a las grabaciones se encontró que el funcionario de la cárcel distrital había acudido solo hasta la celda de la mujer y la había sacado en seis ocasiones entre el 4 y el 14 de septiembre, por lapsos de tiempo entre ocho minutos y casi una hora.
Fue en esas ocasiones, relató la víctima, cuando el hombre le hizo tocamientos sexuales y también abusó de ella y le reiteró sus amenazas de causar daño a sus familiares o impedirle llamar o ver a su hermana y abogado.
Secuelas psicológicas
Una vez que inició el expediente de queja, la CEDHZ interrogó a 11 custodios de la cárcel, así como a personal administrativo. Se hizo una valoración y un dictamen psicológico
La investigación permitió corroborar que la interna sólo tenía posibilidad de ser custodiada por una mujer de la cárcel cuando se bañaba. Que el jefe de custodios la mandaba llamar al área de teléfonos, donde la agredía sexualmente; que la obligaba a estar desnuda en la celda cuando él cubría la guardia por las mañanas, “pegada a la pared de la celda” para que las cámaras no pudieran grabarla.
Finalmente, el hombre supo que ella estaba gestionando su cambio al centro de reinserción femenil de Cieneguillas y le advirtió que se desistiera de ello.
Entre fines de septiembre del 2018 y febrero de 2019, la mujer debió relatar lo ocurrido ante el personal de la Comisión; a funcionarios del centro femenil de Cieneguillas; al Ministerio Público en dos ocasiones -por una ampliación de declaración-; así como a psicólogos de la propia CEDHZ.
La interna fue diagnosticada con trastorno depresivo mayor episodio grave, con síntomas de ansiedad y reacción a estrés agudo.
“Los reportes psicológicos que se le practicaron a VD dan cuenta de los sentimientos de impotencia, vergüenza y humillación experimentados por la víctima, ante las agresiones y violación sexual a la que fue sometida por la autoridad responsable”, señala la recomendación.
Dentro de la cárcel distrital de Calera, concluyó la CEDHZ, la interna “fue vulnerada en una de las esferas más íntimas de las personas que es la sexualidad; anuló su poder de decisión sobre su cuerpo… ante el temor de que le ocasionara un daño grave (ella) obedecía (a su agresor) en contra de su voluntad” lo que le dejó graves secuelas psicológicas.
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