Crónicas Ausentes
El fuego nuevo, un ciclo que fenece el inicio de otro que abre una interrogación inquietante, no tan sólo sobre la continuidad de nuestras vidas y la posibilidad de que continuemos viendo a nuestros seres amados e incluso a los odiados, pero estar ahí, presentes en lo que acontecerá en nuestras vidas en sociedad, en nuestras vidas en soledad. Es evidente que vivimos tiempos inéditos, confusos, aterradores, más al saber de nuestra vulnerabilidad y que nuestra arrogancia no pudo instalar un “yo eterno y trascendental” como hubiéramos querido, la cosa pública no estaba preparada para estar constituida por configuraciones tan endebles y efímera, para saber que volver a pensarnos es urgente y vital, por eso repetimos de por vida nuestra gramática limitada y secularmente divinizada...Nota completa aquí.
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