Karlett Zagal, de 23 años, intercambiaba armas por cocaína hasta que fue detenida por la DEA. Un juez de EU acaba de reducir su pena de 40 a 5 años, gracias a cartas de sus familiares.
Una joven mexicana de apenas 23 años sirvió de enlace para intercambiar con narcotraficantes puertorriqueños cocaína a cambio de armas. Además de que logró burlar al sistema postal estadunidense. Y es que todas las transacciones se hicieron a través de paquetes que eran dejados en barberías en la Costa Este de ese país.
Karlett Zagal es su nombre. La joven originaria de la Ciudad de México, estudiante de la carrera de administración de empresas, y que según las autoridades se encontraba residiendo ilegalmente en Wisconsin, Estados Unidos, actualmente se encuentra en prisión gracias a un operativo de dos años de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, un juez federal en Estados Unidos ha sido generoso con ella: en abril pasado dictaminó que solo pasará cinco de los 40 años de prisión que estaban previstos, y tendrá que pagar los 5 millones de dólares que, según el gobierno, hubiera podido recibir. Pero a Karlett la dejarán en libertad las cartas, escritas con dolor, que mandaron sus familiares para pedir su liberación. Un recurso que utilizó su defensa y al que MILENIO tuvo acceso.
La joven fue detenida en una operación que llevó a cabo la DEA y que les tomó casi dos años ejecutar. Desde el año 2020 comenzó la investigación para lograr la captura de la mexicana y recabar información sobre la red dedicada al tráfico de drogas, que reveló los nexos entre los mexicanos y la mafia puertorriqueña.
La operación era así: Karlett Zagal era pareja de uno de los integrantes de la red de tráfico de cocaína y, según las autoridades, la joven mexicana empacaba armas en papel carbón para hacerlas indetectables. Solía traficar con Glock semiautomáticas 9 mm. Luego eran dejadas en el servicio postal en la zona de los lagos de Wisconsin.
Karlett se encargó también de recoger droga que era enviada por narcotraficantes desde Puerto Rico en aparatos eléctricos como radios e impresoras o que llegaba a direcciones de la red de mexicanos. Después era entregada a narcomenudistas que se encargaban de venderlas.
La Agencia Antidrogas ha revelado que la captura fue gracias al trabajo de informantes confidenciales. Fueron ellos quienes delataron que no solo Karlett, si no otras mujeres, eran quienes se encargaban de distribuir y entregar la cocaína.
Fue hasta mayo de 2021 cuando la Oficina del Inspector General del Servicio Postal de los Estados Unidos obtuvo una orden de registro para un paquete que venía de Puerto Rico y estaba dirigido a una residencia en Winona, Minnesota. Más tarde se sabría que era un lugar propiedad de un asociado a la red de tráfico, donde recibían cocaína.
Siguiendo los pasos de los mexicanos, encontraron que también desde otra dirección en 23765 Adams St Independence, en Wisconsin, se estaban enviando armas semiautomáticas a los traficantes puertorriqueños.
Los paquetes fueron y vinieron meses después, aunque ahora con el conocimiento de la DEA: “entregas controladas”, les llamaron.
Hasta el 14 de julio de 2021, la DEA obtuvo una orden de allanamiento donde capturó a Karlett Zagal, una jovencita que confesó que apenas tenía 23 años.
Más tarde se sabría, gracias a las cartas de sus familiares, que fue su novio Mar Castro, quien desde la prisión controlaba los movimientos de Karlett. La instruyó en el intercambio de cocaína a cambio de armas.
El día de su detención Karlett admitió que fue parte de esta red delictiva y, por supuesto, sabía de la operación ilegal. Durante los interrogatorios con las autoridades, la joven mexicana reconoció que primero empezó de poco, sin embargo, con los meses fue recibiendo cantidades más elevadas de cocaína.
A pesar de las confesiones, la jovencita mexicana ha corrido con suerte: y es que el pasado mes de abril, el juez federal William M. Conley la sentenció a pasar sólo cinco años en una prisión estadunidense, para luego ser deportada a México.
La Fiscalía del Distrito Oeste de Wisconsin reveló en un documento de enero de 2022 que entre las penas que podría recibir estaban pasar 40 años en prisión y pagar una multa de hasta 5 millones de dólares.
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