Pero deslizó que tampoco se sumará a quien sea designado o designada por la Cuarta Transformación.
Este domingo y desde la Arena Ciudad de México, en lo que fue el último de sus eventos masivos para mostrar el músculo político y reforzar la percepción de que él tiene el control del partido en la entidad, Martínez Miranda lanzó el discurso que no puede tener otra interpretación más que el riesgo de la escisión.
En medio del airado reclamo de la deslealtad y la injusticia hacia su persona, el líder del Grupo de Acción Política (GAP) admitió que su pretendida irrupción por la candidatura se encuentra al borde del colapso.
Dijo que respetará y aceptará el procedimiento de la encuesta como método de selección del candidato, pero nunca se comprometió a reconocer o avalar los resultados de la misma en caso de no favorecerle.
Resignado puntualizó que sólo intentó “vana o ilusamente” la posibilidad de un consenso para mantener la unidad, es decir, al preferir la competencia interna entre aspirantes morenistas el reagrupamiento y caminar en una sola dirección rumbo al 2023 ya no está garantizado por Higinio y sus seguidores.
Con encuesta o sin encuesta la disyuntiva de la dirigencia nacional es si van a respetar “la fortaleza de Higinio y su movimiento”, pero desde ahora sentenció: “No me pueden pedir que a través del resultado de una encuesta quepa la posibilidad de que le entreguemos este tesoro de principios e ideales”, o sea, el senador no compromete jalar al redil de la próxima candidatura a los alcaldes, diputados locales y federales, senadores y líderes que le han manifestado lealtad. Jugarán las contras o aplicarán “brazos caídos” en torno a Morena.
E indudablemente que la última parte de su discurso la dedicó a los también texcocanos y supuestos aliados Delfina Gómez y Horacio Duarte: “la traición y la deslealtad, nunca jamás estarán de mi lado, que la practiquen y la disfruten otros, pero yo no”.
Hace dos meses se hizo énfasis en este espacio en el sentido de que en su pretendido triunfo del 2023 Morena necesita a un Higinio Martínez involucrado y comprometido, pero hoy el senador ha dado un paso al costado y –lo peor- que lo hizo quemando sus naves. ¡Priistas y panistas están que festejan!
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