miércoles, 7 de septiembre de 2016

Que no le digan…

La mano de Videgaray
 
Por: Mario A. Medina

Hasta hace unos meses, nadie apostaba que Donald Trump pudiera ser el candidato a la presidencia de los Estados Unidos por el Partido Republicano. El hecho que el señor pueda ser quien gane las elecciones el próximo 8 de noviembre en la Unión Americana, es el principal argumento del gobierno de Enrique Peña Nieto para haberlo invitado a Los Pinos, pero particularmente de quien hasta hace algún tiempo fue calificado como el financiero del año, es decir, Luis Videgaray Caso, secretario Hacienda y Crédito Público.
Se dice que es de él la mano que mece la cuna de Los Pinos, y que tiene serias diferencias con algunos integrantes del gabinete presidencial. El más emblemático, por más esfuerzos que se hicieron para que no se supiera nada, fue la renuncia de la secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, quien no estuvo de acuerdo con la invitación a Trump. Dicha información trascendió pero al final la convencieron que no lo hiciera porque iba a significar un golpe político desastroso para el presidente Enrique Peña Nieto y para el PRI.
Desde la campaña presidencial de Peña, ya se hablaba de que el candidato del PRI a la presidencia en el 2018 debería ser Videgaray, no sólo por su cercanía con Peña, sino porque se aseguraba era un “inigualable” conocedor de temas económicos y la persona que debería seguir con las transformaciones que iban a llevar a México a estadios inmejorables.
El hecho es que aquel hombre que sacaría al país del hoyo, primero, desde la secretaría de Hacienda y después desde la presidencia de la república, simplemente no ha dado resultados.
Las reformas estructurales que desde la Secretaría de Hacienda se diseñaron, simplemente no han funcionado: cifras alegres, falta de crecimiento, resultados negativos de su política económica, gasto ineficiente, amén de los escándalos de corrupción donde él mismo está metido. La austeridad ha estado ausente y, bueno, el asunto de la transparencia y la rendición de cuentas, es puro cuento.
Y sí, Luis Videgaray, se la ha pasado de cuento en cuento, diciéndonos de una forma elegante que “vamos bien”, que el país está creciendo y que para el 2017 vamos a seguir creciendo, cuando el próximo año habrá un recorte dramático del gasto público. Su afirmación es un intento de tomadura de pelo. Demagogia pura.
En diversos momentos he dicho que Videgaray debió acercarse a una clarividente, a una persona de esas que vaticinan el futuro para que le informaran lo que nomás no ve él:  que las cosas están de la fregada, aunque más bien pienso que cree que a la población le puede dorar la píldora y decirle que “vamos bien”.
Leo Zuckermann comentó en una de sus colaboraciones en Excélsior por qué  desde su punto de vista debería salir el titular de hacienda del gabinete presidencial, y argumentaba: “Creo que ha llegado el momento de dejarle el manejo de las finanzas públicas a otra persona que tenga el tiempo, la credibilidad y la capacidad de hacer un fuerte ajuste, de tal suerte que pueda cerrarse el déficit público y evitar una caída en la calificación de la deuda gubernamental”, y menos que en el  2018 “en medio de una recesión, se  incremente las probabilidades de ganar la oposición”. Videgaray está muy lejos de ser el “Secretario de Finanzas del Año” como fue reconocido en diciembre de 2013, por la revista británica The Banker, como lo fue Peña Nieto por la revista Time, que aseguró que era “El hombre que salvaría a México”.
No me quiero imaginar la actitud servil tanto de Peña como de Videgaray si llegara Donald Trump a la Casa Blanca –de Washigton, desde luego–. Ni uno ni otro van a querer tocarlo ni con el pétalo de una declaración como sucedió hace unos días.
Por eso suena interesante, aunque falta que se apruebe -pero creo tiene posibilidades-, la iniciativa redactada por el ex diputado federal del PRD, Agustín Barrios Gómez y que presentó el senador perredista, Armando Ríos Píter, sobre “tomar providencias” para “prohibir” que se disponga de recursos para pagar el muro de Trump, por aquello de que a Peña le dio miedo decirle en su cara y en público que NO VAMOS A PAGAR NADA. No sea que si llega el güero pelos necios, Peña diga que sí la paga para mandar “mensajes positivos” a los mercados internacionales, claro, por consejo de Videgaray.

SociedadPC

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