lunes, 31 de octubre de 2016

Columna Sin Nombre

¿Y DÓNDE ESTÁ LA FEDERACIÓN PARA EL CASO VERACRUZ?
Por: Pablo Jair Ortega

La crisis que se vive en el Gobierno de Veracruz llegó también a lugares y momentos inconcebibles, y la pregunta es ¿en dónde diablos está la Federación?.
A contar: un gobernador defenestrado de la entidad, expulsado de su partido, escondido en alguna parte del mundo; un gobierno de oposición llegando al Palacio de Gobierno arropado por el cúmulo de inconformidades de los diversos sectores en todo el estado; un gobierno saliente con la peor imagen de todos los tiempos, prácticamente con el mundo en contra por el desaseo y la corrupción de Javier Duarte de Ochoa y secuaces que abandonaron el barco y no se quedaron a cerrar la cortina.
Hoy, los “Niños Fieles” (conocidos por todos), son los que capitalizaron toda la impunidad de dos sexenios recientes, como prósperos millonarios, empresarios, con hoteles, mansiones, camionetas de lujo y harto dinero. Hace 10 años, sólo eran empleados de Fidel Herrera Beltrán: cargaban maletas, recortaban periódicos, olían flatulencias del jefe y ya.
Hoy son flamantes diputados federales o locales, remedos de líderes, que presumen fotos con personajes de la política nacional; dejaron el barco llamado “Veracruz” a la deriva, hundido, perforado. Hoy ni siquiera se acuerdan del estado que representan y hasta pareciera que nunca estuvieron en él.
Pero mientras todo esto pasaba, mientras los sectores industriales y comerciales pedían a gritos --en sendos desplegados nacionales-- la intervención del presidente Enrique Peña Nieto, sus voces fueron ignoradas por la Federación. Dejaron que corrieran las deudas, que la pandilla se siguiera atascando en lodo.
La Federación tuvo al menos tres años para intervenir en Veracruz: rescatarlo, intervenir, meter en orden a una bola de hampones, pero dejaron que siguieran las tropelías, los engaños, las raterías. Dejaron, pese a los señalamientos públicos, que Veracruz siguiera hundiéndose en deudas, en empresas quebradas, en migración forzada ante el cierre de industrias como la petrolera.
Perversamente, desde el Gobierno Federal, a sabiendas de una situación  crítica en Veracruz no sólo en el ámbito político, sino también en temas de seguridad y economía, dejaron que siguieran corriendo los años subsecuentes y que la bola de nieve creciera.
Durante el proceso electoral, aunque ya se rumoraba que el candidato del PRI iba más de dos dígitos abajo de Miguel Ángel Yunes Linares, desde la Secretaría de Gobernación (lugar donde se operaba parte de la elección), en reuniones entre representantes federales y del Gobierno de Veracruz se ventiló que para el Altiplano no era interesante la elección jarocha de dos años, misma que originó la caída del PRI y la entrada de la alternancia al poder. Que realmente la preocupación en el ajedrez nacional era el avance de MORENA en la entidad.
Por eso resulta harto curioso que la Federación, Los Pinos o los altos jerarcas del PRI-Gobierno --entre ellos Miguel Ángel Osorio Chong, ya hoy enfilado como candidato del PRI a la Presidencia en 2018-- nunca operaran realmente en la campaña en Veracruz y permitieran el avance del PAN-PRD, para restarle votos al partido liderado por López Obrador.
A cuatro meses de las elecciones, parece que la apuesta resultó muy cara, y el que está creciendo en demasía es la influencia del panismo en Veracruz, con sus aliados perredistas, al grado de que ni bien termina el presente sexenio, ya sin Duarte en el poder y con un gobernador dispuesto al proceso de transición, al “gober ansioso” Yunes Linares le comieron las habas y mandó a sus hijos a encabezar el movimiento de alcaldes perredistas en Palacio de Gobierno, que tiene tomado el histórico edificio que ha sido la sede del Poder Ejecutivo en Veracruz.
Lo anterior en demanda justa por el reclamo de adeudos que les dejó Duarte, pero resulta curioso que hasta ahora se acuerden que se les debe y hagan estos actos, cuando tuvieron el mismo tiempo que Peña Nieto para reclamar al gobernador en fuga.
Y es que el problema no es que los ediles protesten (están en todo su derecho), la situación es que ya se armaron con grupos de choque para cerrar los accesos del Palacio de Gobierno y tomaron control del inmueble, en franca operación para desestabilizar.
Por eso uno se pregunta ¿y dónde diablos está la Federación respaldando la gobernabilidad? ¿Responderá el secretario de Gobernación por todo el desmadre que está originando en Veracruz su protegido Yunes Linares? ¿En verdad van a dejar que a Veracruz se lo lleve la que nos trajo a todos al mundo?
Y es que el nulo papel de la Federación ha sido, se reitera, no intervenir durante tres años y medio de Duartismo, como tampoco que exista un proceso de transición pacífico en Veracruz, un estado que de por sí está crispado de los escándalos políticos, abonados por juegos de intereses de los grupos en el poder.
La apuesta de Osorio Chong por Yunes Linares para evitar el crecimiento de López Obrador, parece que le está resultando demasiado cara, pues el “gober ansioso” está demostrando que ya ganó Veracruz y se va a apoderar de él. Chong ya se puede ir olvidando del bastión priista veracruzano.
El grupo Hidalgo quiere apoderarse de Veracruz a la mala, con toda la mala leche… ¿Hasta donde quiere Chong que avance Yunes Linares? ¿O a poco Chong es más panista que Gómez Morín? Chale…

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