martes, 14 de febrero de 2017

Soberbia Política

La soberbia significa altivez y apetito desordenado por ser preferido a otros. O bien, satisfacción y envanecimiento por la contemplación de las propias prendas con menosprecio de los demás. Aquí tres efectos de soberbia política del fin de semana.
La soberbia impide ver la realidad. El domingo se llevó a cabo la marcha Vibra México, convocada por intelectuales, políticos de dudosa reputación que se disfrazaron de ciudadanos, y otros tantos que en el pasado descalificaron de la manera más simplona las movilizaciones sociales. Se presentó como una protesta en contra de Donald Trump y la corrupción, pero en realidad buscó proyectar a Peña Nieto.  Su convocatoria a través de los medios de comunicación no dio para que se tradujera en asistencia, se quedaron solos, ya que no fueron capaces de unir a distintos sectores sociales, ni reconocer las diferentes opiniones o posturas políticas. Era de esperarse que un país harto de corrupción, no caería en la trampa mediática de alentar una marcha tibia, floja, limitada.  México atraviesa por una fuerte crisis y lo que se requiere es unidad nacional entorno al cuerpo social y no entorno a los grupos de poder. Esta marcha les deja varias lecciones: deben aprender los analistas a no descalificar los movimientos sociales, a no subestimar o minimizar tan fácilmente la asistencia a marchas-movilizaciones, y deberán aprender a respetar por primera vez la protesta social genuina.
La soberbia fomenta mentira, y la mentira es sinónimo de corrupción.  Enrique Ochoa Reza, presidente nacional del PRI, tuvo la ocurrencia de hacer una gira por Estados Unidos (según en apoyo a los migrantes), para no quedarse atrás frente a la gira que inició exitosamente Andrés Manuel López Obrador en la Unión Americana. De la manera más cínica, se dio el lujo de hablar de corrupción en la Universidad de Columbia, dijo que la corrupción se combate con hechos y propuestas, ahí varios asistentes rechazaron su viejo discurso, dijeron que si quería hablar de propuestas, la propuesta es que desaparezca el PRI cabeza de la corrupción en México, le cuestionaron la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, los miles de muertos y desaparecidos, las reformas, “nosotros estamos aquí por lo que han hecho ustedes allá”.  La soberbia del PRI ha llegado a límites insospechados, ¿a quién en sus cinco sentidos se le ocurre dar una charla anticorrupción con los migrantes que son nuestros ojos y nuestros oídos en el exterior? La presencia del PRI en Estados Unidos es un absoluto fracaso, como también lo será la presencia del PAN. La mentira es mala consejera, si no son capaces de representar dignamente en México ¿qué hacen viajando de a gratis? Si los migrantes se han se sumar a un proyecto serio, ese paso lo están dando con Andrés Manuel López Obrador.
La soberbia precede a la soledad. Miguel Ángel Mancera pidió la renuncia de Miguel Ángel Torruco, Secretario de Turismo en la Ciudad de México, por formar parte del proyecto de Andrés Manuel López Obrador. Miguel Ángel Mancera no está apelando a la razón, quiere adoptar el papel de puritano, cuando se sabe perfectamente que juega del bando del régimen. Pero olvida tres detalles, su popularidad no es buena, sólo 3 de cada 10 capitalinos aprueba su gestión; Morena es primera fuerza en la Ciudad de México; y también olvida que si va a correr a toda su gente cercana porque simpatiza con AMLO, pronto va a tener que quedarse sólo.

Horacio Duarte/Alfa Diario

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