lunes, 28 de agosto de 2017

La Nota Dura

Inepto

Truman Capote, en su libro Retratos, cuenta que para Humphrey Bogart había dos adjetivos fundamentales: ‘profesional’ e ‘inepto’; este último era definido por él como “lo contrario de un espaldarazo (...) el inepto más inepto era el hombre que no sabía hacer su trabajo, que no era, con el estilo más meticuloso, un ‘profesional’ de aquello a lo que se dedicaba”.
Y citando al imprescindible actor, Miguel Ángel Yunes sólo ha mostrado ineptitud en su tiempo al frente del gobierno de Veracruz.
En nueve meses de administración, el hombre que llegó al poder vía la coalición PRD- PAN, ha ocupado toda su exposición mediática en la persecución de Javier Duarte, más ante cámaras que en la realidad, más como un tema de conveniencia política que por indignación real, más en la crítica por el descarado desfalco que para resolver la crisis. Es decir, no ha sabido hacer su trabajo y eso, en palabras del mítico Bogart, lo convierte en un inepto.
Este fin de semana, luego de una ola de ejecuciones, el gobernador Yunes reconoció públicamente lo que todos deducimos de los terribles titulares de la prensa y los datos estadísticos: la violencia en Veracruz está desbordada y la alternancia en el poder no trajo la solución prometida.
“Las ejecuciones tienen que ver con personas dedicadas a la delincuencia organizada; los ciudadanos no tienen por qué temer este tipo de hechos, entendemos perfectamente bien que causen zozobra, que causen preocupación.
“Pero no es contra personas de bien contra quien se dirigen este tipo de ataques, es contra personas que están directamente vinculadas a actividades ilícitas. La actividad delictiva ha crecido en lo que se refiere a ejecuciones, reitero, ejecuciones que tienen que ver con la actividad de la delincuencia organizada”, dijo con la irresponsabilidad de quien no se ha enterado que en más de una década de lucha contra el narcotráfico, miles de las víctimas murieron en fuegos cruzados y en eventos colaterales, y no por nexos directos con el crimen.
Con la ligereza de quien desde que tomó protesta sólo ha buscado la exposición mediática, Yunes Linares afirma que el incremento de violencia es algo que afecta sólo a los criminales. Tendría que explicarle eso, por ejemplo, a Cándido Ríos, el periodista asesinado en su territorio hace unos días, o a los 28 comunicadores agredidos ya con él al mando.
O a las familias de las 931 personas que han sido víctimas de homicidios dolosos entre enero y julio de 2017, según el Sistema Nacional de Seguridad Pública, sin contar las ocho ejecuciones de este fin de semana.
El desastre veracruzano, la falta de control en las fuerzas de seguridad, las ineficientes políticas públicas y la incapacidad de dar vuelta atrás a un estado invadido por la operación del narcotráfico, están dejando a Yunes sin un “villano” al cual culpar. Con Duarte en la cárcel y los muertos sumándose en su sexenio, se le acaban los pretextos y se refleja su incompetencia.
El Yunes Linares que ahora reconoce el incremento de ejecuciones vinculadas al narcotráfico es el mismo que en campaña decía: “Quiero mandar un mensaje muy claro: el compromiso de trabajar con todo el valor, de correr todos los riesgos, ya basta de complacencias con los delincuentes, ya basta de desaparecidos, de homicidios, de extorsiones, de pago de derecho de piso, ya basta que nuestro estado se encuentre en manos de la delincuencia organizada.
“Tenemos que vivir seguros, ese es el elemento esencial de la vida en común, de la vida en sociedad y quien tiene que garantizar esa vida segura es el gobierno”.
¡Qué rápido olvidan los gobernantes los discursos que tanto ensayan cuando salen a pedir el voto!

El Financiero/Javier Risco

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