lunes, 23 de abril de 2018

En el NAIM aterrizan ya la crisis hídrica y la transa inmobiliaria

Ciudad de México.- El Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) se convirtió en el eje del debate que llevó esta semana a la primera confrontación pública entre Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo, y el candidato puntero en las encuestas electorales, Andrés Manuel López Obrador, en medio de un intenso golpeteo mediático contra el aspirante presidencial de Morena.
El lunes 16 Slim convocó a una conferencia de prensa para argumentar en favor del proyecto que se construye sobre los terrenos de lo que fuera el lago de Texcoco y sentenció, en clara referencia a López Obrador, que “los candidatos no tienen por qué opinar de algo que se decidió hace cinco años”.
“Ahorita no veo qué discuten. Lo único que yo concluí analizando el proyecto es que tienen que revisarlo más a fondo con todas sus consecuencias, sus efectos. Este es un paradigma detonador de desarrollo fantástico”, argumentó Slim y comparó esta obra con el Canal de Panamá, por los beneficios económicos y sociales que traerá a los cinco millones de habitantes de los municipios conurbados.
“La racionalidad del proyecto es indiscutible, no veo muchas alternativas y la única que hay está clara”, sentenció. Al ser cuestionado sobre la viabilidad del proyecto alterno de Santa Lucía, el magnate opinó que “fue hecho por gente seria, pero no es viable por la lejanía, además de que tendrían que alternarse las operaciones ahí y en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México”.
Si bien defendió la viabilidad de la obra de infraestructura más ambiciosa de este sexenio, Slim deslizó una crítica al NAIM, señalando que hubiera preferido que fuera una concesión, como operan las otras 35 terminales áreas del país, porque “es una regla universal que la obra pública cuesta más y tarda más que la obra privada”.
Slim minimizó la importancia de las inversiones de Carso Infraestructura y Construcción (Cicsa) y de la española Fomento de Construcciones y Contratas –donde tiene participación accionaria–, afirmando que representan “apenas” 4% de los ingresos totales de sus empresas, pero admitió que le pareció buen negocio que las afores de Inbursa participen en Fibra E (el instrumento creado para fomentar la infraestructura) para la construcción del aeropuerto, porque ofrecen un rendimiento de 10% y su pago está garantizado por la tarifa de uso aeroportuario.
En el mecanismo bursátil, en Fibra E no invirtió ningún miembro de la familia Slim, pero sí el fondo de inversiones del sindicato de Teléfonos de México, que asciende a más de 80 mil millones de pesos.

Proceso

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