¿QUIÉN SIGUE?
Por: Carlos Ramos Padilla
Crece el número de periodistas agredidos y asesinados, se
multiplica el feminicidio en el pais, se vuelven a atacar a soldados mexicanos
en Michoacan, otra vez, y en Guerrero. Mientras AMLO dice “abrazos no balazos”,
“soy pacifista”, “el ejército no va a ser usado para reprimir”.
O sea, de 6 a 7 de la mañana el Presidente se reúne con lo
que llama el gabinete de seguridad y sale a las mañaneras a declarar que todos
“somos felices”. Lo cierto es que en las calles la violencia está fuera de
control. Asaltos de retenes falsos en carreteras contra traileros, rateros que
hacen de las suyas en el transporte público, activistas que destruyen
monumentos nacionales y propiedad privada, supuestos maestros y huachicoleros
que secuestran casetas de peaje en todo el territorio.
Pero somos felices. Y brincamos de gusto cuando vemos la
enorme corrupción y mafias como en la alcaldía de Tláhuac. Gritamos de euforia
al ver a seres humanos mutilados y colgados en Chinuahua. Aplaudimos a rabiar
al enterarnos que no hay medicamentos urgentes para niños en fase terminal. Brindamos
toda vez que nos enteramos que en la SEIDO ni papelería hay para continuar con
investigaciones contra el crimen organizado.
Si, vivimos en una permanente fiesta cuando acarreados
abuchean a gobernadores o se nos hace creer que el desorden en migración es
nada más un pleito temporalero entre Alejandro Encinas y el padre Solalinde
quien, este último, se dedica a desprestigiar a todo aquel que no apoye a su
“hermano” Andrés Manuel.
Nunca pensamos ser una comunidad tan intensamente feliz
observando los frecuentes tiroteos ya no sólo en antros sino en la vía pública.
Esperamos con desesperación los nuevos “spots” presidenciales para informarnos
que desde que llegó la Cuarta ya no hay corrupción. Nunca antes nos abrazábamos
del gusto que nos da que en un año no han podido vender ese avión que ni Obama
tenía.
Usted que me lee tiene la menor conclusión, nada más por
favor, guarde paciencia, no desperdicie las botanas porque la fiesta va para
largo.
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