Por Mariana Belem Arvizu Rivera
Desde la época prehistórica, el
ser humano en su continua evolución ha buscado la mejor manera de salvaguardar
su vida a través de la satisfacción de sus necesidades vitales. La alimentaria es por supuesto una de las más
importantes, pasando desde el nómada, cazador hasta llegar al sedentario.
Hoy en día en el mundo globalizado
en que vivimos, sigue siendo una necesidad vital que ocasiona que grupos
emigren de un país a otro para satisfacerla, que los jóvenes engrosen las filas
de la delincuencia organizada, etc. En
México según datos de la Cepal existen más de doce millones de mexicanos en
pobreza extrema, es decir que no pueden satisfacer su necesidad alimentaria.
El pasado 22 de enero fue
publicado en el Diario Oficial de la Federación el Decreto por el que se
estableció el Sistema Nacional para la Cruzada contra el Hambre y que entró en
vigor el 23 de enero. Este tiene sus antecedentes ya en América Latina desde octubre
de 2001, del "Proyecto Hambre Cero: Una propuesta de política de seguridad
alimentaria para el Brasil" con el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Reconocer el hambre en nuestro país
no tendría ninguna relevancia en virtud de que es un problema que se vive día a
día tanto en las grandes urbes como la Ciudad de México, Guadalajara o Monterrey
que son estados con un desarrollo industrial y comercial importante; como en las zonas rurales más alejadas en los
estados más pobres y con menor desarrollo como Chiapas, Oaxaca o Guerrero. Lo trascendente en este momento es la
presentación de un comité creado específicamente para empezar a trabajar en
dicho problema. La Cruzada contra el
Hambre se aplicará - de inicio - en donde más se necesite. Fue simbólico su anuncio en Las Margaritas,
Chiapas en virtud de que es uno de los estados con mayor pobreza extrema en el
país, y según el gobierno “en el corto plazo se deben dar resultados
para garantizar el derecho de la población a una alimentación nutritiva,
suficiente y de calidad”. Suena bien en el contexto, además de que el programa establece la promoción de la
producción de alimentos y de aumentar el ingreso de los productores rurales, lo
que implica que habrá trabajo y por supuesto alimento para evitar que la
población emigre a otros lugares para satisfacer sus necesidades básicas.
Por supuesto la implementación no
será fácil son muchos los intereses de los grupos empresariales que buscarán seguir detentando sus cuotas de
poder, un ejemplo: los acaparadores en las grandes centrales de abasto que
pagan una miseria a los productores y son ellos los que obtienen jugosas
ganancias por el sólo hecho de revender los productos del campo. El combatir la
pobreza por ingresos entonces de igual forma es vital, para que las personas
puedan tener acceso a la compra y obtención de los mismos, sin pagar altos
costos. En otras palabras y con base en
el programa Hambre cero, en nuestro país el hambre ya no se identifica más con
la carestía ni con la falta de producción, sino fundamentalmente con la falta
de poder adquisitivo de la población trabajadora más pobre y con los elevados
niveles de desempleo, principalmente en el sector urbano.
En el Decreto se hace referencia
a una comisión multidisciplinaria, en la cual intervendrán la mayor parte de
las secretarias y una más en donde se encontrarán representantes ciudadanos que
aboguen por los intereses y necesidades de las personas en extrema pobreza,
entonces ¿cómo y quiénes serán estas personas?, ¿Quiénes los designarán?, y
muchas otras interrogantes que quedan al aire y aún sin respuesta sobre la
implementación de dicho decreto. Poner énfasis en las recomendaciones que por
parte de la FAO desde el 2002 (Hambre cero), en donde se hace énfasis en tres
enfoques de manera principal: enfoque de origen «agrícola», relacionado con la problemática
del abastecimiento, un abordaje originado en la preocupación de los
profesionales de la salud pública sobre los aspectos nutricionales de la
población, especialmente de los sectores más pobres. Aquí el hambre es vista
como el vínculo entre enfermedad y pobreza, y por último el del derecho humano
a la alimentación, este se origina en las formulaciones y documentos
internacionales pactados en el ámbito de la Organización de las Naciones Unidas
y sus organizaciones sectoriales (principalmente FAO, UNICEF y Organización
Mundial de la Salud). Este enfoque supera a los anteriores debido a que no se
limita a tratar la cuestión de la alimentación como un problema de
disponibilidad física, y permite incorporar también aspectos culturales y
relativos a la satisfacción (y al placer); es decir, el acto de comer ya no es considerado
solamente como una necesidad biológica para la supervivencia, o de adecuación
al trabajo, sino como algo inherente a la propia condición humana, a partir del
respeto de sus hábitos y costumbres.
Por lo que, aunque la pobreza
alimentaria, se le atribuye a las personas que se encuentran en extrema pobreza,
debemos recordar que el hambre no solo se define como la “escasez de alimentos básicos, que causa carestía y miseria generalizada”,
que es enfoque que se le dio en el decreto; también hace referencia a un “apetito o deseo ardiente de algo”, por esta
razón debemos de reflexionar el hecho de que este país no sólo tiene hambre de pan, también
tiene hambre de justicia, con las
miles de víctimas que ha cobrado el crimen organizado y el constante fracaso de
la guerra en contra del narcotráfico, el hambre
de educación por los jóvenes que no pueden acceder a las escuelas desde los
niveles básicos y en donde se aumenta el número en los niveles medio y
superior, incluso cuando aprueban los exámenes de admisión con el puntaje requerido,
y de forma muy importante el Hambre de
amor, podríamos iniciar desde los miles de huérfanos que han quedado a raíz
de la guerra hasta el desapego familiar, social, físico y emocional que reina
en nuestros días y que da píe a nuevas formas de violencia, como el bullyin o
el ciberbullyin. Y por supuesto el Hambre
de poder, estas personas de las cuáles debemos cuidarnos, ya que no importa
sobre quién o quienes tienen que pasar para conseguirlo y mucho menos las
formas, ellos que son los que si pueden seguir dañando a todas las personas, a
todo el país.
Amando Nervo escribió: “Aprende a
conocer el hambre del que te habla…en el concepto de que, fuera del hambre de
pan, todas se esconden. Cuando más
inmensas, más escondidas…
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