jueves, 7 de noviembre de 2013

Armas, pobreza y autodefensas, latentes en zonas michoacanas

México D.F.- Además de las armas y el hartazgo social, los 11 municipios de Michoacán donde están instaladas las guardias comunitarias o grupos de autodefensa, desde febrero pasado, comparten décadas de pobreza y marginación que año con año se agudiza.
Más de 54% de los michoacanos viven en situación de pobreza moderada y extrema, y más de la mitad de la población en el estado —4 millones en total— se fue para Estados Unidos u otras entidades desde hace varios años, de acuerdo con cifras del área de migración.
Para quienes no han podido o no han querido dejar el terruño, el campo tampoco es opción, porque 40% de su extensión cultivable se encuentra estéril y abandonada. Actualmente existe alrededor de un millón de hectáreas de tierras ociosas, de acuerdo con cifras dadas por la Procuraduría de la Reforma Agraria en Michoacán.
Rosendo González Patiño, titular de la dependencia, refiere que mediante el Programa de Fomento a la Inversión Pública en el entorno agrario existen empresas —principalmente canadienses y chinas— interesadas en la inversión para proyectos productivos en el campo michoacano, no sólo en la minería y la producción de energía eólica. Sin embargo, la inversión en la entidad se ha visto frenada por la presencia de la delincuencia organizada y los grupos armados, que desde este año han hecho del campo, valles y montañas su campo de batalla.
Viven con 50 pesos al día
Del municipio Los Reyes a Apatzingán, pasando por Tepalcatepec y Chinicuila, los habitantes sobreviven con menos de 50 pesos al día, que distribuyen en comida y educación básicamente. Michoacán ocupaba el séptimo lugar en pobreza en 2010, pero en 2012 escaló un lugar para ubicarse como la sexta entidad con mayor proporción de sus habitantes en circunstancias de pobreza multidimensional, según con datos del Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática (Inegi).
Del total de la población michoacana, 55% está concentrada sobre todo en los municipios del sureste y la zona costera de la entidad, en colindancia con Guerrero y Colima, y sufre los estragos de la pobreza. El secretario de Política Social del gobierno de Michoacán, Rodrigo Maldonado López, asegura que la estrategia de la Cruzada contra el Hambre que se puso en marcha en los tres niveles de gobierno opera actualmente en siete municipios de la entidad —Nocupetaro, Zitácuaro, Hidalgo, Zamora, Maravatio, Morelia y Uruapan—. Las variables de pobreza, detalla, son diversas y se determina por la falta de acceso a servicios públicos, educación, vivienda digna y acceso a la salud, “y no sólo se trata de que haya hambre, lo cual, aunque se creyera imposible, existe en zonas urbanas, pues las personas no tienen empleo, no pueden acceder a la canasta básica y hay familias que sólo se alimentan una vez a la día”. En este programa, que este año tiene un techo para la entidad de más 3 mil millones de pesos, no figuran municipios como Aquila, Chinicuila, Tepalcatepec y otros donde es común ver a gente viviendo bajo techos de hule, en piso de tierra y sin poder acceder a servicios de educación y salud.
Condiciones de inestabilidad
Roberto Bermúdez, investigador en la facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de México (UNAM), aseguró que la pobreza es un factor de vulnerabilidad en la población, que en ocasiones pude ser utilizado para generar violencia por parte de los grupos del crimen organizado. En entrevista telefónica, señaló que la pobreza no es un factor “mecánico” que detone la violencia, sin embargo, afirmó que la pobreza extrema contribuye para generar condiciones de inestabilidad social, ya que existen condiciones predominantes de descontento.
Sociedad contestataria
Agregó que Michoacán, a través de la historia, ha sido sede de movimientos guerrilleros con alta participación y conciencia crítica. Por ello, la sociedad tiende a ser contestataria, ya sea con movimientos civiles que buscan hacer justicia, como los grupos de autodefensa, o los que aprovechan las condiciones de vulnerabilidad para generar violencia, como las bandas de crimen organizado.
Dijo que Michoacán ha sido abandonada por la capital —Morelia— y eso abona, entre otras cosas, al sentimiento de carencia. Indicó que la pobreza contribuye a la violencia ya que, dijo, está comprobado que puede influir en la inconformidad social.
Explicó que la violencia que se vive en la entidad es multifactorial, donde convergen factores distintos. “Hasta la posición geográfica juega un papel importante, ya que al ser una entidad dedicada a la agricultura y tener puertos importantes se ha facilitado narcotráfico”.

El Universal

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