Ciudad de México.- Será recordado como el día más difícil en la historia de Wall Street dentro del mercado de fusiones y adquisiciones.
El diario económico británico Financial Times (FT) reportó que en pocas horas se cayeron tres negocios que parecían ya estar firmados, que en conjunto suman más de 100,000 millones de dólares.
El más cuantioso es el que involucra a Twentieth Century Fox, de Rupert Murdoch, que pretendió adquirir a Time Warner por 71,000 millones de dólares.
Fox culpó a Time Warner de negarse a explorar una oferta “muy tentadora”.
Después del anuncio de Fox de ya no ir por Time Warner, los inversionistas, nerviosos, castigaron la acción del segundo, la cual cayó hasta 11% en las siguientes horas. Por el contrario, los títulos de Fox subieron hasta 6.7 por ciento.
Escribió el FT, el fracaso de las fusiones y adquisiciones pone en entredicho la viabilidad de dicho mercado, que ha tenido un paso ascendente desde principios del presente año. Dos horas después, surgieron los rumores acerca de que la telefónica Sprint,del japonés Masayoshi Son, había retirado la oferta de 30,000 millones de dólares para hacerse del carrier T-Mobile US.Trascendió que la negativa de Sprint se dio al hartazgo de Son en la lucha contra los reguladores.
La decisión hizo que el valor de mercado de Sprint cayera 15%, pues sus acciones se desplomaron hasta 9 por ciento.
El mercado de fusiones y adquisiciones había estado subiendo en los últimos seis meses, con el valor global de las transacciones superando los 2 billones de dólares.
Pero desde antes de este martes, los analistas se preguntaban ya hasta cuándo iba a durar ese boom.
Sin embargo, los inversionistas en Wall Street confían en las bondades de este mercado y esperan que pronto se lleve a cabo en Wall Street una operación millonaria que devuelva los ánimos al mercado accionario.
Las acciones subían el miércoles en la Bolsa de Nueva York, apoyadas por compras puntuales luego de que el índice S&P 500 tocara un mínimo de más de dos meses, aunque la escalada en el conflicto Rusia-Ucrania y el fracaso de dos adquisiciones corporativas limitaban los avances.
El diario económico británico Financial Times (FT) reportó que en pocas horas se cayeron tres negocios que parecían ya estar firmados, que en conjunto suman más de 100,000 millones de dólares.
El más cuantioso es el que involucra a Twentieth Century Fox, de Rupert Murdoch, que pretendió adquirir a Time Warner por 71,000 millones de dólares.
Fox culpó a Time Warner de negarse a explorar una oferta “muy tentadora”.
Después del anuncio de Fox de ya no ir por Time Warner, los inversionistas, nerviosos, castigaron la acción del segundo, la cual cayó hasta 11% en las siguientes horas. Por el contrario, los títulos de Fox subieron hasta 6.7 por ciento.
Escribió el FT, el fracaso de las fusiones y adquisiciones pone en entredicho la viabilidad de dicho mercado, que ha tenido un paso ascendente desde principios del presente año. Dos horas después, surgieron los rumores acerca de que la telefónica Sprint,del japonés Masayoshi Son, había retirado la oferta de 30,000 millones de dólares para hacerse del carrier T-Mobile US.Trascendió que la negativa de Sprint se dio al hartazgo de Son en la lucha contra los reguladores.
La decisión hizo que el valor de mercado de Sprint cayera 15%, pues sus acciones se desplomaron hasta 9 por ciento.
El mercado de fusiones y adquisiciones había estado subiendo en los últimos seis meses, con el valor global de las transacciones superando los 2 billones de dólares.
Pero desde antes de este martes, los analistas se preguntaban ya hasta cuándo iba a durar ese boom.
Sin embargo, los inversionistas en Wall Street confían en las bondades de este mercado y esperan que pronto se lleve a cabo en Wall Street una operación millonaria que devuelva los ánimos al mercado accionario.
Las acciones subían el miércoles en la Bolsa de Nueva York, apoyadas por compras puntuales luego de que el índice S&P 500 tocara un mínimo de más de dos meses, aunque la escalada en el conflicto Rusia-Ucrania y el fracaso de dos adquisiciones corporativas limitaban los avances.
El Economista
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