Ciudad de México.- Alrededor de 10 mil personas participaron en la marcha sobre Paseo de la Reforma, del Ángel de la Independencia al Zócalo capitalino, en apoyo a los familiares de normalistas muertos y de los 43 desparecidos en Iguala, Guerrero, desde el 26 de septiembre.
Fue una manifestación que autoridades de la ciudad reportaron sin incidentes, hasta que al final de la misma un grupo de participantes arrojó botellas de plástico, papeles, piedras, basura y líquidos al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, a quien gritaron además “¡asesino!” y le exigieron “¡lárgate!”.
En el ataque al fundador del PRD, en el Zócalo, una piedra impactó la cabeza del intelectual Adolfo Gilly, haciéndolo sangrar, y Cárdenas acabó por abandonar la concentración —a la cual había llegado sólo unos minutos antes acompañado por el activista Javier Sicilia— en la esquina de 20 de Noviembre y Uruguay, a bordo de su automóvil que era pateado por manifestantes.
De acuerdo con estimaciones de autoridades capitalinas, fueron aproximadamente 10 mil personas las que se unieron a la marcha, en la cual se observaron contingentes del movimiento Yo Soy 132, la Escuela Normal de Maestros, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM).
Además, marcharon estudiantes de la UNAM, UAM, UACM, del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, Bloque Rosa, Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Victoria, del Colectivo de Abogados Zapatistas, Partido Comunista Mexicano, así como del Frente de Izquierda Revolucionaria.
“Crimen de la humanidad, la libre expresión es una derecho; reprimir es un crimen”, “exigimos justicia a Ayotzinapa, presentación con vida de los desaparecidos; repudio total al estado-represión”, “Ayotzinapa terrorismo de estado” y “Un gobierno que asesina a nuestros hijos no merece perdón, y menos nuestro silencio”, se leía en algunas mantas y cartulinas.
La Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF) desplegó a más de dos mil policía para vigilar el desarrollo de la marcha, así como para garantizar la seguridad de los asistentes.
El dispositivo, incluyó elementos de Tránsito que realizaron cortes a la circulación en las intersecciones de Reforma con otras avenidas como Insurgentes y Bucareli; la marcha utilizó Paseo de la Reforma, avenida Juárez, Eje Central Lázaro Cárdenas, 5 de Mayo y Circuito Plaza de la Constitución.
En el Zócalo, los organizadores de la marcha realizaron un mitin en el cual una sucesión de oradores reiteró las demandas de presentación con vida de los jóvenes secuestrados y castigo para los responsables de las desapariciones y los asesinatos en Iguala.
La marcha se desarrolló en términos pacíficos y a pesar de que en el contingente se observó un grupo de autodenominados “anarquistas”, no se reportaron incidentes de violencia que alteraran el orden público.
Fue una manifestación que autoridades de la ciudad reportaron sin incidentes, hasta que al final de la misma un grupo de participantes arrojó botellas de plástico, papeles, piedras, basura y líquidos al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, a quien gritaron además “¡asesino!” y le exigieron “¡lárgate!”.
En el ataque al fundador del PRD, en el Zócalo, una piedra impactó la cabeza del intelectual Adolfo Gilly, haciéndolo sangrar, y Cárdenas acabó por abandonar la concentración —a la cual había llegado sólo unos minutos antes acompañado por el activista Javier Sicilia— en la esquina de 20 de Noviembre y Uruguay, a bordo de su automóvil que era pateado por manifestantes.
De acuerdo con estimaciones de autoridades capitalinas, fueron aproximadamente 10 mil personas las que se unieron a la marcha, en la cual se observaron contingentes del movimiento Yo Soy 132, la Escuela Normal de Maestros, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM).
Además, marcharon estudiantes de la UNAM, UAM, UACM, del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, Bloque Rosa, Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Victoria, del Colectivo de Abogados Zapatistas, Partido Comunista Mexicano, así como del Frente de Izquierda Revolucionaria.
“Crimen de la humanidad, la libre expresión es una derecho; reprimir es un crimen”, “exigimos justicia a Ayotzinapa, presentación con vida de los desaparecidos; repudio total al estado-represión”, “Ayotzinapa terrorismo de estado” y “Un gobierno que asesina a nuestros hijos no merece perdón, y menos nuestro silencio”, se leía en algunas mantas y cartulinas.
La Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF) desplegó a más de dos mil policía para vigilar el desarrollo de la marcha, así como para garantizar la seguridad de los asistentes.
El dispositivo, incluyó elementos de Tránsito que realizaron cortes a la circulación en las intersecciones de Reforma con otras avenidas como Insurgentes y Bucareli; la marcha utilizó Paseo de la Reforma, avenida Juárez, Eje Central Lázaro Cárdenas, 5 de Mayo y Circuito Plaza de la Constitución.
En el Zócalo, los organizadores de la marcha realizaron un mitin en el cual una sucesión de oradores reiteró las demandas de presentación con vida de los jóvenes secuestrados y castigo para los responsables de las desapariciones y los asesinatos en Iguala.
La marcha se desarrolló en términos pacíficos y a pesar de que en el contingente se observó un grupo de autodenominados “anarquistas”, no se reportaron incidentes de violencia que alteraran el orden público.
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