Por Iván Calderón
El Juan Vargas de Acayucan
Las semejanzas del presidente municipal de Acayucan con Juan Vargas alcalde de San Pedro de los Saguaros son impactantes.
La cinta de “La Ley de Herodes” es un fiel retrato de lo que está pasando en esta población del sur de Veracruz.
Aquí, al igual que en la película la primera autoridad se siente el todo poderoso.
El funcionario público se cree dueño de su municipio, y al majadero grito de “yo soy el presidente” pretende hacer o deshacer a su gusto o disgusto.
El primer edil Acayuqueño es una vergüenza para sus ciudadanos.
Al igual que Ramón Poo del puerto de Veracruz apuntan para ganarse el premio del peor alcalde del estado.
Marcos Martínez Amador resultó ser el clásico edil pueblerino que se subió al ladrillito del poder se mareó y loco que se quiso volver.
Amador ha venido de barbaridad en barbaridad.
Apenas había ganado su elección y vociferaba a los cuatro vientos que quién no había jalado con él, lo iba a lamentar, dibujando así el carácter nefasto y represor de este intento de político.
Martínez Amador se ha dedicado a tomar decisiones autoritarias y abusivas que lo único que han hecho es ganarse día a día cada vez más el repudio de sus ciudadanos.
No es ningún secreto, Martínez se ha peleado con todo mundo, incluso con quienes lo pusieron donde está, entre ellas las hermanas Vázquez Saut.
Ahora no se pueden ver ni en pintura.
Siendo exactos, el ciudadano presidente se ha enemistado con todos los sectores poblaciones.
Se ha peleado con vendedores ambulantes, taxistas, transportistas, constructores, comerciantes, periodistas y con este último sector sigue vigente su represión ante publicaciones incómodas.
Martínez Amador, o el nuevo Juan Vargas no oculta su acelerado enriquecimiento.
Se dice entre la ciudadanía que en su poder existen varias camionetas de lujo y uno que otro rancho ganadero, además de la multiplicación de diferentes “casas chicas” que ha instalado para la satisfacción de sus necesidades carnales.
Incluso el edil gusta que todo su personal le rinda pleitesía y lo traten como rey.
Es tanto su culto a su personalidad que en días pasados el mismo Martínez Amador se auto organizó una fiesta de cumpleaños para luego filtrar que era una celebración sorpresa y así demostrar que al menos su estructura lo aprecia, cuando es lo contrario ante los sueldos miserables que les autorizó.
Pero eso no es todo, tristemente este gobernante atenta hasta con su propio pueblo.
En días pasados, a petición de la Secretaría de Salud y por gestiones del diputado local Jesús Vázquez llegó una unidad de mastografía para las mujeres de escasos recursos de este municipio.
Pero como nada más los chicharrones de Marcos Martínez truenan, este alcalde ordenó su retiro, amenazando al personal médico y al propio jefe de la jurisdicción sanitaria XIV Dr. Armando López Olvera.
Marcos Martínez es víctima de sus delirios, con un gobierno tan endeble sabe que cualquiera lo va a opacar y a pesar de que son mínimas las acciones ejercidas en materia de salud en Acayucan o de no existir un mastógrafo, el alcalde negó el servicio.
En fin, Marcos Martínez a casi un año de que se cumpla su ejercicio administrativo va de mal en peor.
Quizá retome el rumbo o de plano se suma más en su ignorancia.
Ya veremos pues qué es lo que pasa.
Las semejanzas del presidente municipal de Acayucan con Juan Vargas alcalde de San Pedro de los Saguaros son impactantes.
La cinta de “La Ley de Herodes” es un fiel retrato de lo que está pasando en esta población del sur de Veracruz.
Aquí, al igual que en la película la primera autoridad se siente el todo poderoso.
El funcionario público se cree dueño de su municipio, y al majadero grito de “yo soy el presidente” pretende hacer o deshacer a su gusto o disgusto.
El primer edil Acayuqueño es una vergüenza para sus ciudadanos.
Al igual que Ramón Poo del puerto de Veracruz apuntan para ganarse el premio del peor alcalde del estado.
Marcos Martínez Amador resultó ser el clásico edil pueblerino que se subió al ladrillito del poder se mareó y loco que se quiso volver.
Amador ha venido de barbaridad en barbaridad.
Apenas había ganado su elección y vociferaba a los cuatro vientos que quién no había jalado con él, lo iba a lamentar, dibujando así el carácter nefasto y represor de este intento de político.
Martínez Amador se ha dedicado a tomar decisiones autoritarias y abusivas que lo único que han hecho es ganarse día a día cada vez más el repudio de sus ciudadanos.
No es ningún secreto, Martínez se ha peleado con todo mundo, incluso con quienes lo pusieron donde está, entre ellas las hermanas Vázquez Saut.
Ahora no se pueden ver ni en pintura.
Siendo exactos, el ciudadano presidente se ha enemistado con todos los sectores poblaciones.
Se ha peleado con vendedores ambulantes, taxistas, transportistas, constructores, comerciantes, periodistas y con este último sector sigue vigente su represión ante publicaciones incómodas.
Martínez Amador, o el nuevo Juan Vargas no oculta su acelerado enriquecimiento.
Se dice entre la ciudadanía que en su poder existen varias camionetas de lujo y uno que otro rancho ganadero, además de la multiplicación de diferentes “casas chicas” que ha instalado para la satisfacción de sus necesidades carnales.
Incluso el edil gusta que todo su personal le rinda pleitesía y lo traten como rey.
Es tanto su culto a su personalidad que en días pasados el mismo Martínez Amador se auto organizó una fiesta de cumpleaños para luego filtrar que era una celebración sorpresa y así demostrar que al menos su estructura lo aprecia, cuando es lo contrario ante los sueldos miserables que les autorizó.
Pero eso no es todo, tristemente este gobernante atenta hasta con su propio pueblo.
En días pasados, a petición de la Secretaría de Salud y por gestiones del diputado local Jesús Vázquez llegó una unidad de mastografía para las mujeres de escasos recursos de este municipio.
Pero como nada más los chicharrones de Marcos Martínez truenan, este alcalde ordenó su retiro, amenazando al personal médico y al propio jefe de la jurisdicción sanitaria XIV Dr. Armando López Olvera.
Marcos Martínez es víctima de sus delirios, con un gobierno tan endeble sabe que cualquiera lo va a opacar y a pesar de que son mínimas las acciones ejercidas en materia de salud en Acayucan o de no existir un mastógrafo, el alcalde negó el servicio.
En fin, Marcos Martínez a casi un año de que se cumpla su ejercicio administrativo va de mal en peor.
Quizá retome el rumbo o de plano se suma más en su ignorancia.
Ya veremos pues qué es lo que pasa.
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