Edomex.- El influyente periódico Washington Post, criticó la presentación de la Orquesta Sinfónica del Estado de México y su director Enrique Bátiz. La Orquesta se dio cita en “George Mason University”, prestigiada institución que a menudo invita orquestas extranjeras como parte de la serie “Great Performances”. Algunas son muy conocidas, otras deberían serlo y, otras más son francamente obscuras. Y para el periódico estadounidense, la presentación de la Orquesta de Bátiz califica, lamentablemente, en una presentación francamente obscura.
Robert Battey, autor de la nota original, describe que tenía mucho interés por escuchar a su director Enrique Bátiz; sobre todo, teniendo como referencia sus grabaciones previas con excelentes orquestas británicas. Sin embargo, su liderazgo hizo poco por sacar lo mejor de sus músicos, que son mayoritariamente indígenas, aunque había un puñado de nombres armenios y anglosajones en la lista. La mano izquierda de Bátiz a menudo colgaba a su lado, actitud extraña (e invisible para la mayoría de los músicos). Su ritmo fue vago, sin dar ninguna ayuda para entradas pizzicato y mostrando escaso matiz general.
Había músicos débiles y fuertes entre los vientos, pero en los acordes se congregaron, basta un solo músico para arruinar las cosas. Las cuerdas estaban bastante bien equilibradas y no vio vacíos; sin embargo, su tono era muy seco (y los instrumentos parecían no ser de la mejor calidad).
Si uno envía a una orquesta de gira, el objetivo debería ser mostrar lo mejor que se tiene, con la premisa de que existe algo especial que ofrecer. En este caso, el programa fue un insulto para los músicos: una transcripción de cuatro piezas populares Granados para piano y tres obras concertantes. En otras palabras, este grupo vino de Toluca sin una sola composición sinfónica.
La actuación de la Orquesta de Bátiz, no solamente dejó a los espectadores con un mal sabor de boca, además la desprestigio a nivel internacional.
Alfadiario
Robert Battey, autor de la nota original, describe que tenía mucho interés por escuchar a su director Enrique Bátiz; sobre todo, teniendo como referencia sus grabaciones previas con excelentes orquestas británicas. Sin embargo, su liderazgo hizo poco por sacar lo mejor de sus músicos, que son mayoritariamente indígenas, aunque había un puñado de nombres armenios y anglosajones en la lista. La mano izquierda de Bátiz a menudo colgaba a su lado, actitud extraña (e invisible para la mayoría de los músicos). Su ritmo fue vago, sin dar ninguna ayuda para entradas pizzicato y mostrando escaso matiz general.
Había músicos débiles y fuertes entre los vientos, pero en los acordes se congregaron, basta un solo músico para arruinar las cosas. Las cuerdas estaban bastante bien equilibradas y no vio vacíos; sin embargo, su tono era muy seco (y los instrumentos parecían no ser de la mejor calidad).
Si uno envía a una orquesta de gira, el objetivo debería ser mostrar lo mejor que se tiene, con la premisa de que existe algo especial que ofrecer. En este caso, el programa fue un insulto para los músicos: una transcripción de cuatro piezas populares Granados para piano y tres obras concertantes. En otras palabras, este grupo vino de Toluca sin una sola composición sinfónica.
La actuación de la Orquesta de Bátiz, no solamente dejó a los espectadores con un mal sabor de boca, además la desprestigio a nivel internacional.
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