viernes, 26 de junio de 2015

Deficiente tratamiento de residuos en Edoméx

Estado de México.- En el Estado de México, un promedio de 15 mil toneladas de basura son generadas diariamente, es decir, 17 por ciento del total de los desechos sólidos recolectados en todo el país, que representan diariamente 86 mil 343 toneladas de basura. Esto representan que en proporción los mexiquenses generan alrededor de un klogramo pér cápita, día con día.
En la maraña de los asuntos políticos-electorales, los niveles de inseguridad o las preocupaciones económicas, el tema medioambiental ha sido relegado a un plano infinitamente inferior. La problemática del medio ambiente es un tema de sobrevivencia y de salud, y acaba por convertirse en un tema de desarrollo económico.
De acuerdo con el Programa de Protección Civil, la basura es distribuida en 127 puntos: 38 municipios con tiraderos a cielo abierto, 28 con sitios controlados, 13 con rellenos sanitarios; y 46  sin sitios exprofesos para la disposición. Situación que revela las carencias y deficiencias en las políticas públicas, que simplemente administran la ineficiencia.
En este sentido, y aunque pareciera irrelevante, la existencia de vertederos residuales tiene efectos secundarios; pues en gran medida, son la causa de la  contaminación del agua, aire y el suelo; además de incendios (accidentales o provocados) en los propios basureros, que contribuyen al deterioro del medio ambiente y mantienen en riesgo latente a las comunidades aledañas.
Más allá de los daños ocasionados al medio ambiente, -ya de por sí significativos- están aquellos que vulneran el bienestar de la población, por ejemplo, la proliferación de fauna nociva, focos de infección y malos olores acompañados de lixiviados (jugos de la basura) que favorecen la propagación de enfermedades en la piel, vías respiratorias, intoxicaciones, así como contaminación de los alimentos; dado los procesos de descomposición microbiana y liberación de componentes contaminantes de los residuos.
La contaminación puede presentarse en forma sólida (polvo y materiales ligeros arrastrados por el viento), líquida (lixiviado) y gaseosa (biogás), o incluso como partículas sólidas suspendidas en el lixiviado o en el humo de en los tiraderos.
Para ilustrar la capacidad de los gases y el peligro al que se enfrentan diariamente los vecinos de comunidades ubicadas en torno a los tiraderos, basta con resaltar la oportunidad de convertir  los basureros  en un recurso energético. Ya que en éstos se produce biogás con un contenido mayor al 50% de metano, y sometidos a procesos termoquímicos de incineración o gasificación, dan lugar a la generación de energía para emplearse como combustible en motores de combustión.
El Estado de México, el municipio de Atizapán de Zaragoza es el único que ha incorporado a su tecnología eléctrica, la instalación de infraestructura para captar el biogás producido mediante desechos, a través del cual se posibilita la generación de electricidad durante los próximos 30 años en el relleno sanitario.
Empero, al menos una centena de puntos de distribución de la basura no corren con la misma suerte, lo que ha provocado que en más de una ocasión los pobladores afectados hayan protestado.
Tan sólo en enero del presente año, los pobladores de seis colonias adjuntas al relleno sanitario de Cuautitlán Izcalli, operado por la empresa Tersa del Golfo, en la colonia Las Cruces, bloquearon por más de tres horas el acceso de tráileres cargados con basura, proveniente de varios municipios y Distrito Federal; luego de asegurar que en un área de 60 hectáreas, al aire libre, se descomponían más de mil 600 toneladas de basura.
Pero el terreno ya rebasada su cabida, terminó por aplastar dos casas, cuyas familias fueron reubicadas por la empresa Tersa del Golfo.
Sin embargo, y a pesar del conocimiento de las autoridades en la entidad mexiquense, los confinamientos privados toman auge en el territorio, en muchas ocasiones faltos a las normas ambientales y receptores de los desechos del Distrito Federal en Ixtapaluca, Cuautitlán Izcalli, Tecámac y Xonacatlán, de acuerdo a lo reconocido por el propio gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila Villegas.
En tanto municipios como Melchor Ocampo y Huixquilucan pagan por depositar sus desperdicios en rellenos sanitarios particulares en municipios ajenos.

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