Naucalpan, Méx.- La presencia de mujeres y jóvenes de entre 17 y 30 años se ha incrementado en los casinos de Naucalpan, donde de cada cinco personas que acuden a los juegos de azar, tres son amas de casa.
El grupo de Jugadores Anónimos, con tres años de creación en este municipio, también señala la asistencia de jóvenes menores de 30 años de edad a sus sesiones.
Mientras los adultos adictos a las apuestas pueden perder su patrimonio, los jóvenes apuestan su futuro: pierden colegiaturas, baja su rendimiento en su carrera, dañan su noviazgo... y hasta pueden intentar el suicidio.
"Aquí nos han llegado jóvenes que están estudiando la carrera, se gastan las colegiaturas, se gastan todo", expresó José Manuel del grupo Jugadores Anónimos.
Y a los adictos a las apuestas en casinos se suma otra modalidad que tiene en alerta a los expertos: Las apuestas por Internet en las que no se necesita más que una tarjeta de crédito.
Javier González Herrera, director del Centro de Tratamiento Compulsivo-Ludopatía Samadhi, asegura que en México no hay estadísticas sobre la cantidad de jóvenes adictos al juego.
El presidente del Centro de Atención de Ludopatía y Crecimiento Integral A.C., que brinda tratamiento a personas con problemas de juego patológico desde 2002, refiere en entrevista que más de la mitad de los ludópatas son mujeres.
"Hay muchas mujeres involucradas en el juego, más que hombres. Un 60 o 65 por ciento del total de los jugadores son mujeres. Hablamos de personas de 35 años en adelante y especialmente personas de la tercera edad cuya pareja murió o que ya se jubilaron, que van al casino para ocupar su tiempo y terminan con problemas de juego patológico", detalla.
El jugador entra a un círculo vicioso de juego-ganancias-pérdidas-juego porque cree que la única forma de recuperarse es jugando más, agrega.
El jugador compulsivo puede apostar en carreras de galgos, juegos de naipes, máquinas tragamonedas, dados, deportes, loterías, bingo o hasta en la bolsa de valores.
En la parte familiar, dejan de atender a sus hijos y a su cónyuge. Para el jugador patológico lo más importante es el juego, si tiene tiempo trabaja, si tiene tiempo hace actividades recreativas, señaló el entrevistado.
Las finanzas de un jugador patológico se ven terriblemente afectadas por su adicción a las apuestas.
De acuerdo a los entrevistados, los casinos de México reciben alrededor de 3 millones y medio de personas, la mayoría mujeres, jóvenes y adultos mayores jubilados.
El grupo de Jugadores Anónimos, con tres años de creación en este municipio, también señala la asistencia de jóvenes menores de 30 años de edad a sus sesiones.
Mientras los adultos adictos a las apuestas pueden perder su patrimonio, los jóvenes apuestan su futuro: pierden colegiaturas, baja su rendimiento en su carrera, dañan su noviazgo... y hasta pueden intentar el suicidio.
"Aquí nos han llegado jóvenes que están estudiando la carrera, se gastan las colegiaturas, se gastan todo", expresó José Manuel del grupo Jugadores Anónimos.
Y a los adictos a las apuestas en casinos se suma otra modalidad que tiene en alerta a los expertos: Las apuestas por Internet en las que no se necesita más que una tarjeta de crédito.
Javier González Herrera, director del Centro de Tratamiento Compulsivo-Ludopatía Samadhi, asegura que en México no hay estadísticas sobre la cantidad de jóvenes adictos al juego.
El presidente del Centro de Atención de Ludopatía y Crecimiento Integral A.C., que brinda tratamiento a personas con problemas de juego patológico desde 2002, refiere en entrevista que más de la mitad de los ludópatas son mujeres.
"Hay muchas mujeres involucradas en el juego, más que hombres. Un 60 o 65 por ciento del total de los jugadores son mujeres. Hablamos de personas de 35 años en adelante y especialmente personas de la tercera edad cuya pareja murió o que ya se jubilaron, que van al casino para ocupar su tiempo y terminan con problemas de juego patológico", detalla.
El jugador entra a un círculo vicioso de juego-ganancias-pérdidas-juego porque cree que la única forma de recuperarse es jugando más, agrega.
El jugador compulsivo puede apostar en carreras de galgos, juegos de naipes, máquinas tragamonedas, dados, deportes, loterías, bingo o hasta en la bolsa de valores.
En la parte familiar, dejan de atender a sus hijos y a su cónyuge. Para el jugador patológico lo más importante es el juego, si tiene tiempo trabaja, si tiene tiempo hace actividades recreativas, señaló el entrevistado.
Las finanzas de un jugador patológico se ven terriblemente afectadas por su adicción a las apuestas.
De acuerdo a los entrevistados, los casinos de México reciben alrededor de 3 millones y medio de personas, la mayoría mujeres, jóvenes y adultos mayores jubilados.
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