viernes, 17 de julio de 2015

Pero... ¿Qué nos pasa?

Ciudad de México.- Cuando uno se entera que personajes como Hipólito Gerard Rivero, cuñado de Carlos Salinas, es uno de los “ganadores” de los dos bloques de 14 subastados para explorar y explotar gas en el Golfo de México, no queda sino expresar: ¡pero qué nos pasa! Y es que Gerard Rivero, para quienes no lo saben, es accionista de la empresa Sierra Oil & Gas, y hasta ahí todo va bien, sin embargo, también es cuñado del ex Presidente Carlos Salinas de Gortari, el mismo de quien se dice, sigue “moviendo la cuna” en el actual sexenio peñista. El “cuñado cómodo”, además de estar ligado a Salinas de Gortari, también, lo está a la constructora Higa, propiedad de Juan Armando Hinojosa Cantú, célebre por ser el constructor de la residencia de Angélica Rivera, esposa del presidente Enrique Peña Nieto, pero eso no es todo: en la licitación del tren rápido México-Querétaro la empresa de Hipólito Gerard (Constructora y Edificadora GIA+A) participaba en consorcio con las empresas China Railway Construction, Prodemex y Constructora Teya, esta última, propiedad de Juan Armando Hinojosa Cantú, presidente de Grupo Higa –quien, dizque, vendió a la primera dama la llamada “casita blanca”-. Para variar, las relaciones públicas de Sierra Oil & Gas son manejadas por Proa- Structura, empresa del priísta, Jesús Reyes Heroles González Garza, quien fue director general de Petróleos Mexicanos (Pemex) durante parte de la segunda administración panista, del 1 de diciembre de 2006 al 8 de septiembre de 2009 –lo que estaría evidenciando un conflicto de interés-. En la empresa Sierra Oil & Gas, que ganó en consorcio con la estadunidense Talos Energy LLC y la inglesa Premier Oil PLC dos bloques de la ronda uno, la participación de Hipólito Gerard Rivero es a través del Fondo de Inversión Infraestructura Institucional 12, plataforma especializada en el manejo e inversión de capital institucional en proyectos de infraestructura en México, con más de 3 mil millones de pesos administrados. Así, mientras el gobierno federal se ufana de que en el proceso de la ronda uno prevaleció la transparencia como común denominador, los accionistas de Sierra Oil & Gas dicen lo contrario. El fondo de inversión I2 es socio activo en cinco proyectos repartidos entre infraestructura de transporte e infraestructura social, con inversión total efectuada y programada de más de 25 mil millones de pesos, y tiene presencia en los estados de México, Michoacán, Jalisco y Chiapas, con relaciones establecidas tanto con las autoridades locales como con proveedores locales y nacionales. Posee el Paquete Michoacán, una concesión a 30 años para operar, mantener, modernizar y ampliar cuatro tramos carreteros en el estado de Michoacán, con longitud total de 273 kilómetros. Y aunque Sierra O&G se autodenomina la primera petrolera mexicana, en términos reales su capital proviene de grupos financieros de origen estadunidense como EnCap Investments con una participación de 43.5 por ciento, Riverstone Holdings, Riverstone Energy con otro 43.5 por ciento y también de Infraestructura Institucional, con 13 por ciento. Tiene como antecedente haber participado en el proyecto del hospital del IMSS en Zumpango, Hidalgo, célebre por haberse excedido en costos. En fin, el Gobierno Federal ve la tempestad y no se hinca.

Gobernantes.com

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