Alvarado, Ver.- El presidente municipal de Alvarado, Octavio Ruiz Barroso, alias “El tavo”, ha caído en la tentación del poder. Quizá se deba al caso político Janet; pero el señor está padeciendo el mismo síndrome de los Abarca, de Iguala, Guerrero, y desde ahorita, apenas en el segundo año del cuatrienio, ha decidido imponer a su esposa como candidata a la alcaldía para así heredar el cargo público, creyendo, en tan poco tiempo, que es de su propiedad.
Tal cual ha salido peor que su antecesora, Sara Luz Herrera Cano, presa en el penal de alta seguridad de Amatlán de los Reyes, quien nunca, jamás, soñó con heredar el tronito imperial y faraónico.
Y por eso mismo ha expedido órdenes para que el aparato gubernamental construya una gran imagen de la señora presidenta del DIF a costa del recurso público… Quizá el alcalde esté pagando culpas de conciencia moral y ética.
Pero en caso, digamos, de que el PRI se negara a postular a la esposa, entonces se miraría en su ejemplo: se iría a la oposición, y/o en todo caso, con la fuerza del billete la empujaría por la candidatura independiente… Se trata del peor atentado a la vida democrática de Veracruz, en tiempos cuando el presidente Enrique Peña Nieto ha establecido el Sistema Nacional Anticorrupción, que también implica el tráfico de influencias.
El pueblo y el destino de Alvarado, pues, como propiedad privada del alcalde para hacer y deshacer. Desde luego se está inspirando en el diputado local por el distrito de La Antigua, el bermudista Jesús Adolfo Ramírez Arana, quien fue presidente municipal de Paso de Ovejas, y al partir a la LXIII Legislatura impuso a su esposita como alcaldesa del pueblo.
Y/o de las hermanas Vázquez Saut, Fabiola y Regina, quienes se creen dueñas únicas y exclusivas de Acayucan, donde han alternado todos los cargos públicos. Y/o de los hermanos Vázquez Parissi, Cirilo y Ponciano, que también se están adueñando de Cosoleacaque, confinando al cacique local, Helidoro Merlín Alor y a su familia.
Tal cual ha salido peor que su antecesora, Sara Luz Herrera Cano, presa en el penal de alta seguridad de Amatlán de los Reyes, quien nunca, jamás, soñó con heredar el tronito imperial y faraónico.
Y por eso mismo ha expedido órdenes para que el aparato gubernamental construya una gran imagen de la señora presidenta del DIF a costa del recurso público… Quizá el alcalde esté pagando culpas de conciencia moral y ética.
Pero en caso, digamos, de que el PRI se negara a postular a la esposa, entonces se miraría en su ejemplo: se iría a la oposición, y/o en todo caso, con la fuerza del billete la empujaría por la candidatura independiente… Se trata del peor atentado a la vida democrática de Veracruz, en tiempos cuando el presidente Enrique Peña Nieto ha establecido el Sistema Nacional Anticorrupción, que también implica el tráfico de influencias.
El pueblo y el destino de Alvarado, pues, como propiedad privada del alcalde para hacer y deshacer. Desde luego se está inspirando en el diputado local por el distrito de La Antigua, el bermudista Jesús Adolfo Ramírez Arana, quien fue presidente municipal de Paso de Ovejas, y al partir a la LXIII Legislatura impuso a su esposita como alcaldesa del pueblo.
Y/o de las hermanas Vázquez Saut, Fabiola y Regina, quienes se creen dueñas únicas y exclusivas de Acayucan, donde han alternado todos los cargos públicos. Y/o de los hermanos Vázquez Parissi, Cirilo y Ponciano, que también se están adueñando de Cosoleacaque, confinando al cacique local, Helidoro Merlín Alor y a su familia.
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