Naolinco, Ver.- La cantada es una de las tradiciones con más arraigo en Naolinco, que se prepara para su celebración este 1 de noviembre, informó el antropólogo Gustavo Casas, jefe del departamento de educación del municipio.
Entrevistado explicó que el mestizaje derivado de la conquista española fue espiritual y cultural, de lo cual se desprenden tradiciones como la cantada.
“Esta tradición decimos que son alabados y alabanzas, fue traída por los franciscanos. Esos cantos eran entonados por los campesinos alabando a Dios, pero en Naolinco se le ha dado un giro diferente, pues las estrofas son dirigidas a los santos, mártires, objetos religiosos e incluso relatan lo que sucede en la misma fiesta”.
Señaló que grupos de familias, desde los niños pequeños hasta sus padres, así como amigos, salen cada primero de noviembre a cantar alabados y alabanzas al panteón, a partir de las 8 de la noche.
Más tarde, se trasladan a cada uno de los hogares donde hay altares para cantar también, posteriormente el anfitrión de cada casa los atiende y les ofrece de lo que estén degustando como tamales, atoles, licores, ponche o dulces.
Esto habla de que la tradición también conserva valores familiares, por lo cual la trasmiten tan fielmente de generación en generación.
Por otra parte, destacó el papel de la gastronomía típica de la región, pues los lugareños cocinan con ahínco cada platillo que se coloca en los altares, así como lo que compartirán con los visitantes, lo cual es un atractivo más para los turistas.
“Cada hogar es una panadería, el señor que tiene su propia panadería presta su horno para que todo mundo vaya y hornee su propio pan, además de que hay una gran venta”.
Recordó que el año anterior hubo entre 15 y 18 mil visitantes sólo el día primero, por lo cual esta vez esperan una afluencia parecida o mayor.
“Los invito a todos a tener el privilegio de visitarnos para conocer nuestra tradición.”
Entrevistado explicó que el mestizaje derivado de la conquista española fue espiritual y cultural, de lo cual se desprenden tradiciones como la cantada.
“Esta tradición decimos que son alabados y alabanzas, fue traída por los franciscanos. Esos cantos eran entonados por los campesinos alabando a Dios, pero en Naolinco se le ha dado un giro diferente, pues las estrofas son dirigidas a los santos, mártires, objetos religiosos e incluso relatan lo que sucede en la misma fiesta”.
Señaló que grupos de familias, desde los niños pequeños hasta sus padres, así como amigos, salen cada primero de noviembre a cantar alabados y alabanzas al panteón, a partir de las 8 de la noche.
Más tarde, se trasladan a cada uno de los hogares donde hay altares para cantar también, posteriormente el anfitrión de cada casa los atiende y les ofrece de lo que estén degustando como tamales, atoles, licores, ponche o dulces.
Esto habla de que la tradición también conserva valores familiares, por lo cual la trasmiten tan fielmente de generación en generación.
Por otra parte, destacó el papel de la gastronomía típica de la región, pues los lugareños cocinan con ahínco cada platillo que se coloca en los altares, así como lo que compartirán con los visitantes, lo cual es un atractivo más para los turistas.
“Cada hogar es una panadería, el señor que tiene su propia panadería presta su horno para que todo mundo vaya y hornee su propio pan, además de que hay una gran venta”.
Recordó que el año anterior hubo entre 15 y 18 mil visitantes sólo el día primero, por lo cual esta vez esperan una afluencia parecida o mayor.
“Los invito a todos a tener el privilegio de visitarnos para conocer nuestra tradición.”
Quadratin
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