Puebla, Pue.- La contaminación del río Atoyac afecta a más de 2 millones 300 mil pobladores de 22 municipios de Puebla, por donde corre el caudal.
Están acostumbrados a su fetidez y sobreviven a las enfermedades que provocan los desechos tóxicos que se arrojan de manera ilegal y descontrolada procedentes de las colonias, fábricas y empresas ubicadas en las cercanías del afluente.
Lo que más alarma a la población es la frecuencia con que las aguas del río se tiñen de colores por las noches y fines de semana, cuando no hay inspecciones de las autoridades a desagües y plantas de tratamiento.
El tema ha sido retomado para su investigación por organizaciones como Dale la Cara al Atoyac, que recientemente realizó un estudio con apoyo de técicos ambientales para dimensionar la gravedad del problema.
Verónica Mastretta, consejera de la agrupación, informo que los residuos encontrados proceden principalmente de las empresas textiles de Puebla y Tlaxcala, donde nace el río, así como rastros, procesadoras de carnes y embutidos, de la industria de la construcción y del uso doméstico.
El río Atoyac es considerado uno de los afluentes más contaminados del país, y se calcula que diariamente se lanzan 146 toneladas de materia orgánica, 68.8 toneladas de sólidos suspendidos y 14 kilogramos de metales pesados a sus 400 kilómetros de longitud aproximadamente .
Los viernes después de las tres de la tarde, todos los indicadores de contaminación se van para arriba y losde oxígeno de desploman a cero. No solo es agua negra de una ciudad, sino la adición de la industria que no está ante las descargas de drenaje pluvial.
De acuerdo con datos de la delegación de la Comisión Nacional del Agua en Puebla, hay un registro de 400 permisos otorgados a particulares de industrias textil, mecánica, automotriz, química, cosmética y papelera, entre otras, para realizar descargas en el río, aunque se estima que la cantidad supera la cifra de 3 mil 500 plantas, de las que se ignora si cuentan con equipo de pretratamiento de aguas, es decir, si cumplen o no con los requisitos ambientales para su operación.
El subprocurador de inspección industrial de la Profepa, Arturo Rodríguez Avitia, consideró que la acción de las autoridades es limitada e insuficiente para mitigar el daño ambiental, y dio a conocer que por desechar de residuos peligrosos en el Atoyac, durante 2015 fueron clausuradas definitivamente cinco empresas en Puebla y Tlaxcala, y otras 22 de manera temporal.
Las sanciones impuestas por la Profepa el año pasado ascendieron a casi 5 millones de pesos y, en todos los casos se inició un procedimiento administrativo, además del ordenamiento inmediato de medidas correctivas para reducir la contaminación.
"Los nombres más conocidos de las empresas que han sido clausuradas son las textileras Providencia, Industrial Textil de Puebla, Danna México, Galia Textil y Hovomex, entre otras de diferentes giros".
Vecinos de las zonas populares de Puebla aseguran que sufren de constantes irritaciones de ojos y ardores de garganta, asociados a las condiciones del río. Al respecto, información de 2014 reveló que la contaminación del Atoyac provocó un incremento de enfermos de leucemia y de padecimientos renales.
La incapacidad de contención del problema también ha sido adjudicada a las autoridades de al menos 20 municipios de Puebla, dice Germán Sierra. "La mayor cantidad de las empresas no vierte sus desechos en zonas federales o en los afluentes del Atoyac. Las plantas están conectadas a los drenajes municipales o de los organismos operadores de los servicios del agua, y de ahí sus desechos hídricos son lanzados al río".
El director del organismo lamenta que "ahí la Ley de Aguas Nacionales no tiene competencia", la responsabilidad recae directamente con los presidentes municipales.
Están acostumbrados a su fetidez y sobreviven a las enfermedades que provocan los desechos tóxicos que se arrojan de manera ilegal y descontrolada procedentes de las colonias, fábricas y empresas ubicadas en las cercanías del afluente.
Lo que más alarma a la población es la frecuencia con que las aguas del río se tiñen de colores por las noches y fines de semana, cuando no hay inspecciones de las autoridades a desagües y plantas de tratamiento.
El tema ha sido retomado para su investigación por organizaciones como Dale la Cara al Atoyac, que recientemente realizó un estudio con apoyo de técicos ambientales para dimensionar la gravedad del problema.
Verónica Mastretta, consejera de la agrupación, informo que los residuos encontrados proceden principalmente de las empresas textiles de Puebla y Tlaxcala, donde nace el río, así como rastros, procesadoras de carnes y embutidos, de la industria de la construcción y del uso doméstico.
El río Atoyac es considerado uno de los afluentes más contaminados del país, y se calcula que diariamente se lanzan 146 toneladas de materia orgánica, 68.8 toneladas de sólidos suspendidos y 14 kilogramos de metales pesados a sus 400 kilómetros de longitud aproximadamente .
Los viernes después de las tres de la tarde, todos los indicadores de contaminación se van para arriba y losde oxígeno de desploman a cero. No solo es agua negra de una ciudad, sino la adición de la industria que no está ante las descargas de drenaje pluvial.
De acuerdo con datos de la delegación de la Comisión Nacional del Agua en Puebla, hay un registro de 400 permisos otorgados a particulares de industrias textil, mecánica, automotriz, química, cosmética y papelera, entre otras, para realizar descargas en el río, aunque se estima que la cantidad supera la cifra de 3 mil 500 plantas, de las que se ignora si cuentan con equipo de pretratamiento de aguas, es decir, si cumplen o no con los requisitos ambientales para su operación.
El subprocurador de inspección industrial de la Profepa, Arturo Rodríguez Avitia, consideró que la acción de las autoridades es limitada e insuficiente para mitigar el daño ambiental, y dio a conocer que por desechar de residuos peligrosos en el Atoyac, durante 2015 fueron clausuradas definitivamente cinco empresas en Puebla y Tlaxcala, y otras 22 de manera temporal.
Las sanciones impuestas por la Profepa el año pasado ascendieron a casi 5 millones de pesos y, en todos los casos se inició un procedimiento administrativo, además del ordenamiento inmediato de medidas correctivas para reducir la contaminación.
"Los nombres más conocidos de las empresas que han sido clausuradas son las textileras Providencia, Industrial Textil de Puebla, Danna México, Galia Textil y Hovomex, entre otras de diferentes giros".
Vecinos de las zonas populares de Puebla aseguran que sufren de constantes irritaciones de ojos y ardores de garganta, asociados a las condiciones del río. Al respecto, información de 2014 reveló que la contaminación del Atoyac provocó un incremento de enfermos de leucemia y de padecimientos renales.
La incapacidad de contención del problema también ha sido adjudicada a las autoridades de al menos 20 municipios de Puebla, dice Germán Sierra. "La mayor cantidad de las empresas no vierte sus desechos en zonas federales o en los afluentes del Atoyac. Las plantas están conectadas a los drenajes municipales o de los organismos operadores de los servicios del agua, y de ahí sus desechos hídricos son lanzados al río".
El director del organismo lamenta que "ahí la Ley de Aguas Nacionales no tiene competencia", la responsabilidad recae directamente con los presidentes municipales.
Milenio
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