Estado de México.- El 60 por ciento de las desapariciones corresponden a personas del sexo femenino y el 40 por ciento del masculino, pero son las mujeres las que más se localizan, refirió María Sol Berenice Salgado Ambros, fiscal especializado en la Investigación de Personas Desaparecidas, no Localizadas, Ausentes o Extraviadas.
Al impartir su conferencia magistral "La desaparición de mujeres en el Estado de México", en la Facultad de Ciencias de la Conducta de la Universidad Autónoma del Estado de México, consideró que el hecho de que las familias tarden mucho más tiempo en denunciar las ausencias de los varones es un problema patriarcal.
Explicó que las personas desaparecidas son aquellas que por alguna razón se desconoce su paradero, y la ausencia puede ser voluntaria o el individuo puede ser víctima del delito (desaparición forzada, secuestro, trata de personas, privación de la libertad, rapto, homicidio, feminicidio, violación).
Comentó que no todos los casos de desapariciones terminan en la comisión de un delito, pues algunas de las ausencias son voluntarias y a veces están relacionadas con violencia familiar que no es debidamente u oportunamente atendida. Aunque es obligación de las autoridades investigarlo por igual.
En este sentido, destacó la importancia de la Alerta Ámber, la cual se instauró en varios países como un sistema de advertencia y aviso para trasmitir información que ayude en la localización de las personas, la cual fue adoptada por México en 2012 y gracias a ella se tiene enlaces con 32 entidades federativas y a nivel internacional.
Dijo que está alerta se activa cuando el desaparecido tiene menos de 18 años, cuando existe información suficiente de la persona menor de edad y las circunstancias de los hechos, cuando está en inminente peligro de sufrir un daño grave.
Aclaró que en caso de secuestro no se activa porque pondría en riesgo a la víctima, quien en ese momento está en cautiverio.
Consideró que las desapariciones son el síntoma no el problema y deben atenderse de forma inmediata, operativa, científica y humanística.
Consideró necesario mejorar las terapias enfocadas a los familiares de desaparecidos, quienes muchas veces están renuentes a tener un tratamiento, porque las estructuras terapéuticas se manejan en el sentido del duelo de la muerte y ellos lo que enfrentan es ansiedad, enojo por la tardanza para localizar a su familiar.
Lo anterior lo dio a conocer en el marco de la primera jornada de prevención de violencia contra las mujeres, que se lleva a cabo desde el 4 y hasta el 8 de abril en la Facultad de Ciencias de la Conducta.
El Sol de Toluca
Al impartir su conferencia magistral "La desaparición de mujeres en el Estado de México", en la Facultad de Ciencias de la Conducta de la Universidad Autónoma del Estado de México, consideró que el hecho de que las familias tarden mucho más tiempo en denunciar las ausencias de los varones es un problema patriarcal.
Explicó que las personas desaparecidas son aquellas que por alguna razón se desconoce su paradero, y la ausencia puede ser voluntaria o el individuo puede ser víctima del delito (desaparición forzada, secuestro, trata de personas, privación de la libertad, rapto, homicidio, feminicidio, violación).
Comentó que no todos los casos de desapariciones terminan en la comisión de un delito, pues algunas de las ausencias son voluntarias y a veces están relacionadas con violencia familiar que no es debidamente u oportunamente atendida. Aunque es obligación de las autoridades investigarlo por igual.
En este sentido, destacó la importancia de la Alerta Ámber, la cual se instauró en varios países como un sistema de advertencia y aviso para trasmitir información que ayude en la localización de las personas, la cual fue adoptada por México en 2012 y gracias a ella se tiene enlaces con 32 entidades federativas y a nivel internacional.
Dijo que está alerta se activa cuando el desaparecido tiene menos de 18 años, cuando existe información suficiente de la persona menor de edad y las circunstancias de los hechos, cuando está en inminente peligro de sufrir un daño grave.
Aclaró que en caso de secuestro no se activa porque pondría en riesgo a la víctima, quien en ese momento está en cautiverio.
Consideró que las desapariciones son el síntoma no el problema y deben atenderse de forma inmediata, operativa, científica y humanística.
Consideró necesario mejorar las terapias enfocadas a los familiares de desaparecidos, quienes muchas veces están renuentes a tener un tratamiento, porque las estructuras terapéuticas se manejan en el sentido del duelo de la muerte y ellos lo que enfrentan es ansiedad, enojo por la tardanza para localizar a su familiar.
Lo anterior lo dio a conocer en el marco de la primera jornada de prevención de violencia contra las mujeres, que se lleva a cabo desde el 4 y hasta el 8 de abril en la Facultad de Ciencias de la Conducta.
El Sol de Toluca
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